miércoles, 22 de agosto de 2018

Las miserias del Islam

1 – La discriminación de los cristianos en los campamentos:

De los millones de solicitantes de asilo que vienen a Europa, una gran mayoría de ellos son musulmanes. Hay cientos de miles de cristianos, pero son nada en comparación. Los musulmanes que están aquí lo están por múltiples factores: Sufren persecución, guerra, hambre, etc., e islamismo radical. Cuando estás con ellos un tiempo, ves que son gente normal, como tú y como yo, que sólo quieren vivir una vida tranquila, en paz, y dicen detestar la creciente corriente radical de sus países. Hasta aquí todo bien. Pero, ¿Qué ha ocurrido y ocurre cada vez que, en uno de los campamentos de refugiados con mayoría musulmana, aceptamos a una familia cristiana? Pues que empiezan los acosos, las intimidaciones, las peleas, las marginaciones, obligándonos a menudo a ponerlos en lugares apartados para que estén seguros. ¿Espacio habilitado para mezquita? Por supuesto, están en su derecho. ¿Pequeño espacio para que los cristianos tengan su intimidad? Absolutamente no. El ministerio de inmigración no lo permite y si lo hace, raro es que dure dos días en pie. 
“Bueno, pero eso es porque vienen de pasar conflictos, guerras y traumas, y algún colgao habrá, no tiene que ver con el islam”. Mentira. El islam es la principal causa por la que estos cristianos son perseguidos no sólo en los países musulmanes, si no en los mismos campamentos donde supuestamente nos encontramos con personas musulmanas que dicen escapar de esa corriente radical. 



Conversaciones con cientos de ellos dan para aprender mucho sobre su religión. Hay quien te dirá, mira como habla bien el corán de los cristianos: 
“Verás que los más hostiles a los creyentes son los judíos y los asociadores , y que los más amigos de los creyentes son los que dicen: “Somos cristianos”. Es que hay entre ellos sacerdotes y monjes, y no son altivos”. “Cuando oyen lo que se ha revelado al Enviado, ves que sus ojos se inundan de lágrimas de reconocimiento de la Verdad. Dicen: “¡Señor, creemos! ¡Apúntanos pues, como testigos! ¿Cómo no vamos a creer en Dios y en la Verdad venida a nosotros si anhelamos que nuestro Señor nos introduzca con los justos?”” (C. 5, 82-84). 

Es decir, los cristianos son sus amigos porque no son altivos, ayudan, y es fácil que acaben creyendo en la verdad (o deberíamos decir más bien, su verdad). O lo que viene siendo “no son tus amigos, pero puedes utilizarlos para convertirlos”. Pero, ¿qué sigue diciendo en múltiples ocasiones el corán? 
“¡Creyentes! ¡No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos! Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos. Dios no guía al pueblo impío” (C. 5, 51).

¿Cómo, pues, va un buen musulmán del campamento a hacerse amigo del cristiano, o el ateo, si sus creencias le obligan a no serlo? Seguimos con algún mensaje todavía más duro:
“Ves a muchos de ellos que traban amistad con los que no creen. Lo que han hecho antes está tan mal que Alá está irritado con ellos y tendrán un castigo eterno.” (C. 5, 80)

El mensaje aquí es todavía peor. ¿Hay musulmanes que sean buena gente? Por supuesto, he conocido en los campamentos a algunas de las mejores familias que haya tenido el placer de encontrarme en mi vida, cuya bondad y amor mostrados no se pueden comparar ni con una montaña de oro. Pero estos mismos musulmanes corren peligro pues, si se hacen amigos de los cristianos, los judios o los ateos, están irritando a Alá y tendrán un castigo eterno, por lo que al mismo tiempo estarán irritando a los “verdaderos creyentes”. Lo cual nos lleva al siguiente punto.

2 – Entre hermanos musulmanes no hay paz. Hay miedo.

A menudo, cuando ha habido ataques terroristas en Occidente, hemos escuchado con frecuencia la falacia: “El problema no es el islam, de hecho los que más mueren en ataques terroristas son los propios musulmanes, estos locos no tienen nada que ver con la religión”. Lo único cierto de esa frase es que, efectivamente, quienes peor sufren las consecuencias de dicha religión son los propios musulmanes. Pero TODO tiene que ver con el islam.

En los campamentos, hemos visto a menudo peleas, fuegos, manifestaciones, huelgas y demás cosas fruto no de la religión, si no de la propia naturaleza humana y las condiciones en las que los inmigrantes se encuentran. Es decir, el que quema la oficina de Acnur no lo hace porque su religión lo diga, si no porque es un delicuente más, agotado y frustrado con la situación, que viene probablemente de una guerra que le ha dejado traumatizado y paga su rabia con quien no debe. Hasta aquí, de nuevo, todo bien. Pero esas peleas, esas huelgas, no son más que anécdotas que aparecen a veces en las noticias. 

¿Qué ocurre, sin embargo, en el día a día de la gente en los campamentos? Pues que escapan del horror de los radicales y no se dan cuenta de que el horror lo traen consigo. La gente vive con miedo a ser natural, a hacer cosas que para nosotros son totalmente normales y cuotidianas, porque siempre hay otros mirando, juzgando y, sobretodo, prohibiendo. “Menudo disparate, eso pasa en todos los barrios del mundo, ¿qué dice este?”, diréis algunos. No. 
Aquí estamos hablando de que una mujer que me conoce de hace dos años aún a día de hoy no puede darme ni la mano en público porque podría ser acosada, molestada o increpada cuando yo no esté, y que si lo hace ha de ser cuando nadie esté mirando. Porque una mujer no puede ser minimamente tocada por otro hombre que no sea el marido o familiar, y si eso ocurre siempre, siempre hay “moderados” listos para recordárselo. 

Los campamentos se acaban convirtiendo en pequeñas dictaduras donde, si bien en términos generales se hace lo que las autoridades digamos, no hay manera de cambiar un ápice su manera de pensar, actuar o adaptarse. ¿Por qué? Porque si los varios líderes espirituales que siempre hay en el campo dicen que queda prohibido ir aquí, o allá, que queda prohibido hacer esto o aquello, la gente lo acepta quiera o no. Y si no, por las noches, cuando las organizaciones no estamos, ocurren “ciertas cosas”. 

Aquí la gente no teme a su dios, no hace las cosas por amor a Alá, las hace por miedo a que el vecino no vea el fallo en él. Cuando algún acto deplorable ocurre en el campo, como que un hombre lleve a rastras del pelo a su mujer y muchos lo vean, lo común es que la gente se eche para un lado, que no diga nada, y que por lo bajo apruebe la conducta porque, ¿acaso no permite y aprueba ese tipo de cosas el Corán? La gente no se revela ante esas situaciones porque viven con miedo a las consecuencias de sus hermanos musulmanes y lo de que su propia religión afirma. 

Solo en la sura ocho, hay cerca de una decena de versos que instan a matar, a infundir terror y torturar a aquellos que no cumplen con lo que Alá ha mandado. Pero en todos los capítulos podemos encontrar varios ejemplos.

Saliéndonos de los campamentos, y con un pensamiento algo más global, ¿No están siempre chiitas y sunitas en guerra entre ellos? ¿No están varias ramas del islam intentando doblegar unas a otras? ¿Acaso conocen o han conocido la paz y la libertad, aquellos países dónde el islam impera? Dejamos dos ejemplos cortitos de los cientos que podemos encontrarnos:
"¡Profeta! ¡Combate contra los infieles y los hipócritas, sé duro con ellos! Su refugio será la gehena. ¡Qué mal fin...!". (C. 9, 73)
"¡Creyentes! ¡Combatid contra los infieles que tengáis cerca! ¡Que os encuentren duros! ¡Sabed que Dios está con los que Le temen!". (C. 9, 123)


Por tanto, resumiendo: Sí, los musulmanes son los que más sufren su propia religión. Pero porque esta incita al odio, a la corrección, al control absoluto y cualquier musulmán que quiera ser simplemente una persona libre y normal acaba callando, bien por miedo bien por no querer meterse en fregaos, ante las injusticias que cometen sus vecinos, sus hermanos o como queramos llamarlos. Y en este punto he comentado un par de ejemplos del trato a las mujeres, lo cual nos lleva al punto tres.

3 - La mujer: Mi perro, mi propiedad, cosa de nulo valor.

¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande”. (C. 4, 34).

Está empezando a ser algo común en occidente que veamos a mujeres libres, modernas y feministas decir que se han pasado al islam porque quieren, porque este las empodera, las hace más fuertes y mil inventos más. Cuando veo estas cosas me debato entre dos opciones: O esas pobres mujeres viven en la ignorancia, o tienen la cabeza tan llena de mierda que no saben a que aferrarse para intentar sentirse llenas. Y es triste, por no decir desesperante, que tras tantos años de lucha en el mundo para que las mujeres pudieran tener sus derechos, haya algunas que ahora apoyen esta religión que, literalmente, las considera al nivel del perro:

“Dijo Muhammad: si hay algo que trae la mala suerte en casa, es la mujer y el caballo”. (H. 9093)
“Dijo ‘Aiṡa: he oído el Profeta Muhammad diciendo: por culpa de tres cosas, la oración del hombre es invalida; si le toca un perro, un burro y una mujer. Oyendo (‘Aiṡa) a Muhammad diciendo eso, le dije: nos has puesto al nivel de los perros y los burros.” (H. 514)

No hace falta vivir a diario un campamento de refugiados para darse cuenta de la opresión en la que viven las mujeres musulmanas. Sin embargo, verlo a día te hace entender algo muy claro: Los maridos o hermanos que se comportan bien con sus familiares femeninos lo hacen porque no siguen el islam, son musulmanes de boca, como el que dice ser católico y pisa la iglesia sólo el día de su boda. Aquel que verdaramente cree en su libro sagrado, y en los escritos que le suceden, da a su mujer un valor prácticamente nulo, y algunos se echan las manos a la cabeza (como si no entendieran el problema) cuando los detienes por haber maltratado a su mujer. En el hilo genérico que tengo sobre los campamentos cuento varias anécdotas sobre esto.

Podría contaros eventos del día a día, pero para eso ya tengo el otro. Aquí algunas limitaciones de la mujer:

Un varón puede casarse con cuatro mujeres, mientras que la mujer sólo puede casarse con un hombre. El hombre tiene derecho a emitir el divorcio, y éste es válido si él lo desea, pero la mujer no tiene derecho a divorciar a su esposo, sino que debe solicitarlo a través de un juez. El hombre puede emprender un viaje solo, mientras que la mujer no puede viajar sola, debe estar acompañada por un familiar varón.

Sobre este último punto aclararos que no se trata solo de viajes largos. Si van al médico no lo hacen solas, y normalmente suele ser el propio marido quien ejerza de médico para curarle las heridas o moratones, pues el doctor no ha de ponerle las manos encima. Cualquier cosa que hagan han de hacerla acompañadas. Por tanto, podemos afirmar que tienen la libertad de un preso en la hora de recreo. 

Pero ahora llegamos al punto que más hará cabrear al forocochero, y que se ve claramente en los campamentos:

Un hombre puede casarse con una mujer de entre la Gente del Libro (judías y cristianas), pero una mujer musulmana sólo puede casarse con un varón musulmán.

A menudo llegan a los campos voluntarios y voluntarias de todas partes del mundo. En dos años, no conozco un sólo hombre occidental que haya obtenido el número de una muchacha, que haya mantenido una conversación a solas con una u otros ejemplos básicos. Sin embargo, no hay día en el que llegue una voluntaria nueva y todos los basosos estén encima de ella, llegando a veces a acosar porque se piensan que ella quiere tema, al ser abierta y simpática, y no estar ellos acostumbrados a ver esa actitud en sus mujeres. “A mi mujer no le des la mano, pero no me importa darle dos besos a la tuya”.


Podría tirarme horas en este punto hablando de, por ejemplo, las vestimentas, y de como expresa un símbolo perfecto de anulación y sumisión, pero en el día a día he descubierto que el que ellas no muestren en absoluto nada de su cuerpo (excepto las manos y el rostro), es debido también a motivos como este:

“Un día un hombre preguntó a Muhammad ¿Qué derechos tiene la mujer respeto al hombre? Muhammad le contestó: darla a comer cuando tu comes, y vestirla cuando tu te vistes; no la pegues a la cara, pégala en otros sitios ocultos del cuerpo, para que no se le note”. (H. 2456)

Terminemos este punto con el paraíso que les espera a las mujeres tras la muerte, según su profeta:

“Muhammad pasó un día por un grupo de mujeres, y les dijo: os veo a todas las mujeres, en los últimas días entrando en el infierno, dijeron ¿Por qué? contestó Muhammad, porque las mujeres os falta cerebro y Fe. Le preguntaron ¿Por qué nos falta cerebro y Fe? Dijo Muhammad preguntándolas ¿No es verdad que el testimonio de una mujer en los tribunales es la mitad del hombre? Dijeron que si, dijo Muhammad es porque la mujer la falta celebro. Dijo Muhammad preguntándolas ¿No es verdad que la mujer, cuándo tiene la regla no hace el ayuno ni reza? Dijeron que si, dijo Muhammad es porque la mujer la falta la Fe”.

4 - Los niños: Caramelos en el cielo... o en la tierra

Este apartado es duro. Y me va a costar escribirlo. Empezaremos diciendo que, en general, los musulmanes se casan con mujeres de su misma edad, o quizás algo más pequeñas, y que por tanto uno puede pensar que los “casos aislados” son debidos a una corriente radical que nada tiene que ver con el islam. Pero esto va de que TODO tiene que ver con el islam, y de como este no solo permite si no que apoya ciertas conductas como la que empezaré a describir ahora: La pedofilia.

No es ninguna novedad que yo os diga que el mayor referente del islam, Mahoma, se casó con una niña de seis años (teniendo él cerca de 50) y la defloró a los nueve, y de que además tuvo otras “mujeres” a las que todavía le faltaban años de desarrollo. Aquí me entra la risa cuando la gente compara el cristianismo con el islam, si pensamos en el referente que ha sido Jesucristo y el referente que es Mahoma. Algunos dirán “¿Pero y los curas católicos que se han acostado con niños?”. No sólo la Biblia no aprueba esa conducta, si no que deja bien claro que la condena firmemente. Lo que luego haga cada uno es otra cosa. El tema es que aquí, el islam, da luz verde a este tipo de aberraciones y nos deja claro, siendo Mahoma llamado “El Profeta Perfecto”, que el suyo es el ejempo a seguir. Y esto lo vemos prácticamente en todos los jeques, imanes y líderes, quienes intentan parecerse más que nadie a su líder supremo teniendo, entre otras cosas, esposas que dejaron la teta materna no hace mucho.

“Si este tío nos está hablando del islam en los campamentos de refugiados, ¿A qué viene todo esto?” Pues que no es de extrañar encontrarte con un hombre anciano, de 70 años, que está siendo cuidado y atendido por una jovencita de 19, a la que de primeras dices “que bonito es ver como la nieta cuida del abuelo en este lugar, en estos momentos tan duros”, hasta que te enteras que es su segunda o tercera mujer y que llevan casados cinco años. Por ejemplo. ¿Qué dice el Corán al respecto?:

“Para aquéllas de vuestras mujeres que ya no esperan tener la menstruación, si tenéis dudas, su período de espera será de tres meses; lo mismo para las impúberes. Para las embarazadas, su período de espera terminará cuando den a luz. A quién teme a Allah, Él le facilita sus cosas” (Sura 65:4).

Aquí no hay lugar a la interpretación, el mensaje es claro. Si tu mujer ha tenido la regla, ya es apta a los tres meses. Tanto si le baja a los 13 como a los 8.Por si fuera poco alentar a un hombre a casarse con una niña, podemos ver que los padres de estas muchachas son igualmente tentados, pues se dice que “un padre tendrá un lugar permanente en el paraíso si casa a su hija joven”.

¿Qué, no es suficiente? “Os servirán muchachos de eterna juventud; os parecerán como perlas esparcidas” Sura 76, 19, describiendo lo que un buen hombre se va a encontrar en su paraíso.

Y ahora una anécdota sobre el velo. ¿Os habéis preguntado a qué edad se ponen las niñas el velo? Yo empecé a preguntármelo cuando un día, una niña muy maja del campo a la que, como quien dice, llevaba un año viendo crecer, pasó de no llevar velo a ponérselo. “¿Por qué ahora? ¿Por qué no ayer, o mañana?” le pregunté a su hermano mayor. “Porque le ha bajado la regla, y ahora ya es una mujer”. Ahora todos los hombres que antes veían en ella una niña inocente ya pueden empezar a verla como una mujer adulta a quien es posible casar, como si no fuese el momento de la regla lo suficientemente embarazoso para la propia niña como para que, además, se tenga que enterar todo el mundo. He de aclarar aquí que, por lo que yo se, el Corán no especifica nada al respecto. Simplemente dice que la mujer no ha de mostrar más que su rostro y sus manos, y que si no muestra ni estos a desconocidos incluso mejor, pero no especifica ninguna fecha al respecto sobre cuando ha de cubrirse, por lo que es de suponer que este hábito se llevará a cabo en lugares donde haya un islam más medieval y no en otros como Marruecos, por ejemplo, donde seguramente las mujeres empiecen a llevar velo en edad más adulta.

Os dejo con un pequeño titular de la OMS: “En el mundo hay más de 51 millones de niñas desposadas, y casi toda su totalidad en los países musulmanes”.

¿Es posible qué un hombre adulto llegue casado con una menor y se le permita? Absolutamente no, pues las leyes que protegen al menor impiden estas cosas. Pero la cuestión es, ¿acaso no lo sabe ya el que viene? Los que trabajamos en inmigración sabemos lo frustrantes que son ciertas cosas, y cuan difícil se hace actuar cuando no hay ilegalidades de por medio. ¿Qué ocurre, pues, si un adulto llega aquí con una esposa a quién todavía se le están cayendo los dientes? Pues que hacen pasar a ésta por la hija, familiar cercano o alguien de quien tienen la tutoría. Y claro, si ella, sumisa y con miedo, no denuncia, no hay nada que hacer. Y aquí algunos podréis decir “Vaya troll, o flipado, no puede que ser tan fácil ocultarlo”. No es fácil, de hecho, pero ha ocurrido y cuando es así, aunque escuchemos de oídas, nos encontramos con las manos atadas.

5 – Las violaciones, si es a infieles, salen gratis. 

En los campamentos de refugiados de primera línea, es decir los fronterizos, donde se acumula todo inmigrante, tanto el “bueno” como el “malo”, las violaciones son una constante. Y no es la primera, ni la segunda vez (seguro que la última tampoco) que escuchamos decir a algunos a quienes la polícia consigue detener, que no consideran haber hecho nada malo o errado, si no todo lo contrario. Abramos una pequeña paréntesis aquí: “¿Por qué, pues, trabaja este servidor en el campo de la inmigración, habiendo gente así?” Diréis algunos. Si bien la respuesta requiere mucha dedicación, podemos decir que a menudo la gente se pone en la piel del violador y cree que el que trabaja aquí apoya a estas personas. Nada más lejos de la realidad. Son pocas las veces que, por el contrario, nos ponemos en la piel de la víctima, quienes suelen ser mayoría y a las que hay que proteger de estos actos horrendos, intentando frenar, expulsar, detener o deportar a sus verdugos.

Que no cunda el pánico. Vamos a dejar clara una cosa antes de comenzar: El Corán y la Sunnah condenan, en teoría, las violaciones en algunos versos. En múltiples ocasiones se nombra que el castigo por violar a una mujer es la muerte, sin especificar si esta es o no “creyente”. ¿Las millones de violaciones perpetradas por musulmanes en todo el mundo, y con cada vez más frecuencia en Europa, se deben entonces a la ignorancia, a la falta de educación o simples costumbres de los mismos? En algunos casos sí. Pero el islam, como siempre, tiene mucho que ver.

“Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces casaos con las mujeres que os gusten: dos, tres, o cuatro. Pero si teméis no obrar con justicia, entonces con lo que vuestra mano derecha posee. Así evitaréis mejor el obrar mal”. (C. 4, 3).

Aquí, a diferencia de otros versos que no dejan lugar a dudas, sí hay espacio para la interpretación, o al menos así creo (a mí este verso en particular no me lo deja claro). El problema es que durante toda la historia, las figuras más importantes del islam, es decir todos los grandes imanes, eruditos y guías, han estado de acuerdo por unanimidad en que cuando se refiere en este verso a “lo que la mano derecha posee”, se refiere a las esclavas sexuales y la libertad de hacer con ellas lo que quieran. Esto es: Si temes no poder ser justo con tus mujeres y tienes ciertos deseos, haz lo que quieras, pero que sea con las esclavas. ¿Y quienes serán esclavas sexuales? Pues ni más ni menos que las infieles.

Esto de por sí ya es un tocho, por lo que si me pusiera a citar algunos de los referentes islámicos que invitan a violar a las mujeres no creyentes, descuadraría el foro con tanta información, pues no lo dice uno, ni dos, si no todos. Así que me limitaré a nombrar a un par de líderes de ahora. Tanto el jeque principal jordano como el egipcio han dicho recientemente que no hay legalidad islámica que impida capturar, violar y hacer exclavas a las mujeres no musulmanas. Preguntaba antes si todos estos violadores son simples ignorantes. Algunos lo serán, otros no. Pero lo que es seguro, es que todos son perfectamente conscientes de que no van a sufrir consecuencias legales en la mayoría de paises musulmanes, y quizás tampoco en los occidentales, y que por parte de Alá no tienen condenación si la violación es para con las impuras.

¿Conocen los shurs a Salwa al-Mutairi? Esta mujer musulmana defiende que vuelva la exclavitud para los infieles, y hace poco preguntó a todos los líderes de la Meca si era legítima la esclavitud sexualTodos ellos se pronunciaron de manera positiva. ¿Cómo pues, va un creyente musulmán a pensar que está haciendo algo malo? ¿Acaso confían más en nuestras constituciones, en nuestras declaraciones de los derechos humanos, en los valores cristianos o la moral y eticas progresistas de hoy en día, que en SU libro y SUS líderes? Den por sentada la respuesta.

“Pero vamos a ver cabrón, a mí me han dicho que el islam condena esto y aquello, que el islam es paz, es amor. Que el islam es la verdadera religión y que, con el islam, el mundo sería feliz.” ¿Quieres saber quién y por qué te han dicho esto? Pasemos al siguiente punto y agarraos fuerte, que vienen curvas.

6 – La paz es el comienzo, pero la guerra es la verdad.

Para explicar este apartado en condiciones hay que alejarse un poco del tema y explicar algo del Corán. Si no os interesa, podéis pasar directamente al resumen subrayado. En este libro, hay ciertas cosas que se permiten y más adelante se prohiben o viceversa, a pesar de que se dice en la sura 2 ver. 2 “que es el libro que no da lugar a ninguna duda”, y todos los musulmanes consideran, por norma general, que éste no contiene error alguno, pues es revelación directa de Alá. Podemos ver en numerosas ocasiones que, en efecto, el Corán nos habla de la paz:

“Manteneos, pues, conscientes de Alá y haced la paz entre vosotros”. (C. 8, 1)
Si tus enemigos se inclinan a la paz, inclínate tú también, y confía en Alá”. (C. 8, 61) 


Y esto son solo dos de varios ejemplos más que podemos ver. ¿Qué ocurre entonces, si alguien nos quiere enseñar que el Islam es paz? ¿Acaso no es eso cierto? Dichos versos existen y son los usados a menudo tanto por musulmanes como por simpatizantes occidentales de los mismos para intentar convencer (o convencerse) de las bondades de la religión islámica a aquellos quienes solo ven en ella muerte, guerra y destrucción. 

De la misma manera, podemos leer decenas de mensajes violentos dirigidos hacia judíos, cristianos e infieles en general. Aquí, si he de poneros ejemplos, la dificultad está en la elección, pues hay para aburrir, pero dado que estamos hablando de campamentos de refugiados y de la llegada de millones de musulmanes a Europa, usaré estos:

“Hallaréis a otros que desean vivir en paz con vosotros y con su propia gente. Siempre que se les invita a la apostasía, caen en ella. Si no se mantienen aparte, si no os ofrecen someterse y no deponen las armas, apoderaos de ellos y matadles donde deis con ellos. Os hemos dado plena autoridad sobre ellos”. (C. 4, 91)
“Si no vais a la guerra, os infligirá un doloroso castigo. Hará que otro pueblo os sustituya, sin que podáis causarle ningún daño. Alá tiene poder sobre todas las cosas. ¡Id a la guerra, tanto si os es fácil como si os es difícil! ¡Luchad por Alá con vuestros bienes y personas! Eso es mejor para vosotros si sabéis”. (C. 9, 39 y 41)
“Así pues, no obedezcas a los infieles y combátelos en una lucha sin cuartel” (C. 25, 52)


Para responder con propiedad a la pregunta anteriormente formulada, sobre si el islam de verdad habla de paz, hemos de conocer la historia de Mahoma, del Corán, su creación y expansión. Pero como esto no es la wikipedia, explicaré solo algo rápido. Cuando Mahoma empezó a liderar, quienes lo apoyaban eran pocos en número y además pobres en su mayoría. Es por esto que, al comienzo, sus mensajes eran mucho más ligeros, con menos prohibiciones y más facilidades, para permitir que la gente se fuera acercando a él. ¿Pero qué fue ocurriendo a medida que ganaba adeptos y su poder aumentaba? Pues que su mensaje fue cambiando de tono y pasó de lanzar mensajes pacíficos a mensajes de guerra y conquista, como podemos observar a lo largo de todo el Corán. Por lo tanto, observaremos que los primeros versos nos hablan de cosas medianamente buenas, y a medida que avanzamos el discurso se va volviendo cada vez más radical. ¿Cual es la explicación que dan los musulmanes a estas contradicciones? Pues que el pueblo no estaba preparado para un mensaje tan duro y el profeta tuvo que ir dosificando para ganarse a los creyentes.

“Déjate de rollos. ¿Entonces el Islam es paz o es guerra? ¿Si el Islam habla tanto de uno como de otro, por qué he de creer solo en esto último? ¿Por qué un buen musulmán no puede quedarse con la primera visión del profeta y no con la segunda?” Pues tan simple como esto:
Como hemos explicado al principio, muchísimos versos contradicen a otros. ¿Cómo justifica esto el Corán? Con cuatro aleyas que nos explican la ley de derogación, o lo que es lo mismo: Las revelaciones más nuevas tienen mayor valor y peso que las primeras, pues Alá revela lo que quiere, cuando quiere, y como quiere. Resumamos: ¿Qué versos hablan de paz y amor? Los primeros. ¿Cuales de guerra y destrucción? Todos los demás escritos posteriormente. ¿Cuales tienen más valor? Los que han sido escritos después, como se nos indica varias veces.

Algunos medios os dirán que los refugiados huyen por nuestra culpa. Quien por Estados Unidos. Por el motivo que sea. Y no seré yo el que niegue que nuestros gobiernos hayan metido algo más que la pata en ciertos lugares. Raro es escuchar en los campamentos que la gente te diga directamente “huyo del Islam”, a menos que se trate de cristianos, ateos o homosexuales, quienes no temen hablar de esto con claridad. Pero todos los musulmanes dicen lo mismo. “Huyo de los talibanes, del Daesh, de los radicales, u otros similares”. Pero... ¿Y qué son estos, si no los verdaderos musulmanes? 

7 – Conoce a tu enemigo. Engáñale. 

El Islam no es paz, ni lo ha sido, ni lo será, y quien os muestre los pasajes pacíficos de los que hablábamos en el capítulo anterior, lo hará por uno de estos dos motivos: Bien por ignorancia, como harán muchos occidentales que proclaman “Islam is a religion of peace” a los cuatro vientos y afirman que es lo que Europa necesita, o bien por el motivo que da lugar al título de este punto: el engaño.

Y es que en el Islam no tienes permitido engañar o mentir si es contra Alá (C. 6, 93) o contra Mahoma (H 378), pero tienes permitido engañar al incrédulo (C 3, 28) para que éste confíe en ti, o engañar a alguien si es para un bien mayor (H. 857). Esto se conoce como Taqiyya: engañar al infiel por el bien del Islam.

Con las labores que desempeño y el tiempo que llevo trabajando en esto, a menudo las organizaciones o el ministerio me han asignado un gran número de voluntarios y/o trabajadores sociales para que yo los coloque donde sea necesario en los campos. No os extrañaréis si os digo que muchos de ellos llegan aquí enamorados del Islam, de sus mensajes, de sus gentes. Las clásicas personas que ves a menudo en la tele sosteniendo pancartas de apoyo a esta religión, a pesar de no tener la más mínima idea real de la misma. A su vez, es igualmente común que los musulmanes (siempre hombres, nunca mujeres) se acerquen a los voluntarios/as y les cuenten sus penas. Es necesario para ellos contar los por qués de su venida, pues no quieren que creamos que están aquí por motivos superfluos, si no que de verdad tienen motivos serios para huir de sus países. Lo cual, dicho sea de paso, es totalmente cierto en gran parte de los casos. Pero no verás a casi ninguno criticar su religión, como expliqué en el punto anterior, e intentan convencer a estos de que las culpas de sus desgracias son totalmente ajenas a su libro sagrado. A algunos les convencen, y vuelven a sus respectivos países con mensajes de puertas abiertas, ¡Como si unos días fueran suficientes para haber entendido la raiz del problema!. Unos pocos, en cambio, se cuestionan y tienen debates con muchos intentando indagar un poco más. Como diría Iker, ¿Qué está ocurriendo? ¿Qué está pasando?

Son incontables las ocasiones en las que hemos tenido que tratar con mentirosos. Pero mentirosos los hay aquí, en España, y en cualquier lugar del mundo. No entraremos en un debate moral sobre ello, pues la mentira está presente en cualquier ser humano desde temprana edad. Pero una cosa es la mentira, genérica, por esto o aquello, de un particular, y otra muy distinta que la propia religión te incite a engañar al no musulmán para poner el Islam en buen lugar.

“Mahoma dijo: Sonreímos nuestras caras a algunos no-musulmanes, aunque nuestros corazones los maldicen, es la orden de Allah mandada a través del Profeta.” 

Es simple. Es totalmente imposible para un verdadero musulmán, de los que creen en el libro, ser amigo de los no musulmanes. Los que lo son, forman parte del grupo nombrado en el punto 2, son los que creen por costumbres, por haber crecido en ese ambiente, pero pasan de la religión. Pero los que os dicen que ellos creen y que también son vuestros amigos sinceros, dado que lo primero es incompatible con lo segundo, apréndete esto: Te está engañando, y se está acercando a ti para llevarte al Islam.

Todo el Corán ha de ser visto como un manual perfecto de guerra y conquista para que la gente se convierta al Islam. Mucho está prohibido en este libro, excepto cuando se trata de un bien mayor para el mismo. No puedes mentir... Pero si es por el bien del Islam, hazlo. No te hagas amigo de los infieles... Pero disimula serlo por el bien del Islam. Y así, ad infinitum. Que os quede claro. El Islam no ha venido a Occidente para adaptarse, para mezclarse, para formar parte de nuestra queridísima multiculturalidad. El Islam ha venido para conquistar, para arrasar, para acabar con toda tradición pagana, con toda tradición de infieles. Ha venido para acabar con el cristianismo, con el judaismo, con los ateos. Ha venido para implantar su dictadura. Y si con las armas no lo consiguen, lo conseguirán con el engaño, como estamos viendo a menudo en los campamentos fronterizos. El Islam empezó a conquistar con mensajes de paz, y cuando fue ganando terreno cambió el mensaje. ¿Acaso no es lo que ocurre en todos los lugares del mundo? Cuando son minoría hablan de paz, de compasión. De respeto por el velo, por sus costumbres. Pero, ¿Qué ocurre cuando ganan terreno? Que el velo ya no hay que respetarlo, hay que ponerlo. La historia está ahí. Su libro también. Y su mensaje es claro.

El famoso Estado Islámico, conocido a estas alturas por todos, dejó unas declaraciones para mí clarificadoras del pensamiento del verdadero musulmán, y con estas termino el punto:

“Algunos pensarán que el motivo principal de nuestro odio viene motivado por las decisiones en política exterior de sus países. Pero no es así, esto solo es una motivación secundaria. Pueden bombardearnos, matarnos, torturarnos, arrestarnos… pero nuestro odio no dejará de existir hasta que abracen el Islam”.

8 – Allahu Akbar

Aunque este punto pueda parecer el más flojo, o el menos incisivo, es importante entender este famoso Takbir. ¿Existe alguien en el mundo globalizado que, a día de hoy, no haya escuchado la famosa frase que los terroristas gritan al inmolarse, “Allahu Akbar”? Probablemente no, pues los atentados de islamistas no se dan solo en sitios concretos, si no que son el pan de cada día en prácticamente cualquier lugar donde esta religión tenga algo de presencia. 

A menudo hemos escuchado esta frase y solemos dar por hecho que se trata de un simple canto a Alá, y que es una oración más como puede ser cualquier otra expresión usada comunmente en el ámbito religioso, por lo que no llegamos a profundizar en ella y en lo que realmente significa. De esta manera, a pesar de que los terroristas se apropien de ella, pensamos que es una oración bonita, simple, que no implica un significado negativo.
Hace no mucho en el campamento, durante una discusión formal con varios integrantes, un niño se acercó a nosotros y nos gritó dicha frase, a lo que uno de los adultos reaccionó dándole un tortazo que por poco no lo manda al hospital. Hasta ese entonces no me había percatado de que, estando rodeado de musulmanes durante mucho, muchísimo tiempo, jamás había escuchado a nadie pronunciar Allahu Akbar de esa manera tan directa y amenazante, por lo que decidí preguntar a algunos de los líderes, los cuales se limitaron a decir que era una simple oración común como puede ser en el ámbito cristiano el “que Dios te bendiga”, “Gracias a Dios” o similares. Buen uso de la Taqiyya. Vamos a decirlo claro y sin tapujos: eso es MENTIRA. Y ahora analizaremos el motivo. 

En primer lugar vamos a dejar clara su traducción. En los telediarios solemos escuchar “El kamikaze se ha inmolado gritando Dios es grande”. Aunque Dios y Alá son en teoría la misma palabra solo que en un idioma diferente, hemos de incidir en que aquí está diciendo que es Alá, el Dios del islam, y no Dios como ente genérico, el más grande. La traducción ideal, por tanto, sería esta: “Alá es EL MÁS grande”. Y es importante entender la traducción en su totalidad, pues es una declaración firme que nos indica que ellos, y no los judíos, los cristianos o ningún otro tienen el Dios más grande, el verdadero, el más potente. 
En el Corán dicha oración no aparece como tal. Sin embargo, la encontramos por primera vez en el Hadiz 4, el libro que recoge las hazañas de Mahoma, el cual dice así: “Así que, cuando el día amaneció, los judíos salieron con sus bolsas y palas. Cuando vieron al Profeta, ellos dijeron: ¡Muhammad y su ejército!. El Profeta contestó: ¡Allahu – Akbar!”. Y en otras ocasiones, siempre con el mismo propósito de conquista hacia los judíos, volvemos a leer lo mismo. 

Todos sabemos que cuando se trata del Islam, los medios de comunicación suelen edulcorar las palabras y las intenciones de los miembros de esta llamada religión de paz. Pero, ¿acaso no es obvio? Los libros sagrados de los musulmanes lo dejan claro, y es ahí donde hemos de buscar. Dicha frase, aunque se use en ámbito común por los musulmanes, en sus oraciones diarias, es su grito de guerra principal. Y es importante darle peso a esto y entender que todo buen musulmán, siguiendo el ejemplo de Mahoma, ha de derribar a aquellos que consideran tener otro Dios, para que quede claro cual de ellos es el más grande. Que no os engañen diciéndoos que es una simple frase teológica de admiración a Dios, pues la realidad es que es un deber de los musulmanes de expandir su religión, de dejar clara la supremacia de ésta sobre las demás.

9 - Ramadán, el mes del sacrificio

Tras haber terminado hace poco el Ramadán, y ser ya el tercero que paso en un ambiente con miles de musulmanes, escribo hoy del mes que es, tanto para ellos como para quienes estamos en contacto con los mismos, el mes más duro, más difícil y, quizás en algunos aspectos, el más hipócrita del año. 
No es tanto lo que dice el Corán sobre el mismo, pues a este apartado se le dedican decenas de versos en el libro sobre qué hacer, como hacerlo, y quién debe hacerlo, por lo que llevaría varias páginas analizarlo y nos aburriríamos todos, si no las consecuencias que acarrea todo el sacrificio al que están sujetos quienes siguen al pie de la letra las normas para este mes. En un breve resumen, para no citar diez suras, podríamos decir que se trata del mes en que el Corán fue revelado y en el que tanto Allah como sus ángeles están más cerca, y por tanto un mes de devoción espiritual hacia él más que cualquier otro mes del año.

No me pararé a hablar tampoco de las consecuencias físicas que supone un sacrificio como ese para el cuerpo, de cambiar hábitos alimenticios y no poder siquiera hidratarse durante las horas más calurosas del día, pero sí de lo que este mes supone para quienes trabajamos en ambientes a veces hostiles como este.

El primer año estaba yo al cargo de la cocina de Moria cuando empezó el Ramadán. Amenazas (incluso de muerte), sabotajes y a otras muchas cosas me tuve que enfrentar junto a mis compañeros a la hora de las distribuciones. Unos pocos cientos impedían (o intentaban, más bien) que repartiéramos comida al mediodía para los otros miles que sí querían comer, bien por no ser musulmanes, bien por simplemente estar hambrientos o estar exentos del ayuno, además de querer obligarnos a cambiar nuestros horarios y que trabajáramos de noche, cosa que no hicimos. Os podéis hacer una idea de la cantidad de mesas, material de cocina e instalaciones que fueron destrozadas.
En el segundo, hubo más de lo mismo y en varios de los campos de la península hubo una violencia inaudita tras discrepancias entre varios grupos sobre temas relacionados con el ayuno. Porque si a 40 grados a la sombra, en un campamento de refugiados donde hay de por sí mucha tensión, le añadimos que la gente no pueda beber o comer, pues tenemos una bomba de relojería que siempre explota varias veces... al día. Y muchas otras cosas que sumadas nos dejan un mes, para quienes lo vivimos sin ser musulmanes, para el olvido.

Y cuando uno se enfrenta a estas cosas, siempre ha de cuestionarse si se trata de descerebrados o si se trata de fieles servidores de Allah. En términos puramente teóricos, el Ramadán es un buen mes. Recuerda a los musulmanes lo que es pasar hambre e invita a los mismos a ser dadivosos, la gente mantiene una relación espiritual con su dios muy cercana, etc. Pero el asunto es el de siempre, que el Islam es ley y su ley es obligatoria y a menudo no deja lugar a debates o discusiones. ''Los ancianos y los niños están excluidos del ayuno''. ¿Pero a qué edades es uno niño o anciano en el islam? Yo he visto a niñas comiendo a escondidas cuyos padres me han instado a no decir nada atemorizados, porque esa niña de quizás 9 o 10 años es ya para otros adulta y ha de cumplir con el ayuno, y he visto a adultos tirar la comida de otros y pegar a quienes no estaban cumpliendo con el ayuno, que al no ser opcional cuenta siempre con ''vigilantes'', verdaderos fieles, que recordarán la obligatoriedad del mismo. 

Cuando uno vive en España u otros lugares de Occidente donde los musulmanes no son mayoría, puede que tenga amigos ''musulmanes'' que de puertas adentro no respeten el ayuno o quiten importancia al mismo, y pensar que eso es el islam. Pero si son mayoría, y ahí entra el tema de la hipocresía que decía al comienzo, la libertad de uno queda anulada por aquellos que se dedican a hacer respetar su ley. ¿Habéis estado en países musulmanes durante el Ramadán? Teóricamente, el infiel no está obligado a hacer el Ramadán, y así está escrito. Yo he comido en los campamentos y nadie me ha apedreado por ello, pero ya os aseguro que no me atrevería a comer una hamburguesa en una plaza pública a las dos de la tarde en un lugar donde ellos tengan el control. 

10 - El perro, ese animal que espanta a los ángeles.

Cualquiera que haya estado de visita por Grecia sabrá de sobra que los perros (y los gatos) están por todos lados. Callejeros o no, campan a sus anchas por cualquier lugar del país y, como no podría ser de otra forma, los campamentos de refugiados suelen llenarse también de estos magníficos compañeros, pues es fácil que encuentren restos de comida en prácticamente cualquier esquina. 

Desgraciadamente, es igual de común ver a los residentes espantarlos a pedradas o a palos, especialmente los niños, y aunque a veces alguno se hace cargo personalmente de un chucho, es algo raro de ver y cuando ocurre, éste no suele ser musulmán. Obviamente, en una situación como la que los residentes del campo viven, tener un perro no es ni ideal ni mínimamente aconsejable, pero la actitud de los musulmanes para con los perros nos ha dejado en ocasiones momentos de violencia realmente bochornosos. Y cualquiera que tenga perro, y lo pasee por plazas o lugares abarrotados de musulmanes, sabrá sin duda de lo que hablo. 

¿Dice algo el islam al respecto, o su recelo es debido a simples costumbres o cultura? 

''Gabriel prometió al mensajero de Dios venir a su casa a cierta hora. Pero la hora pasó sin que él llegara. Él tenía en su mano un bastón, lo lanzó diciendo: Ni Dios ni sus ángeles faltan nunca a su palabra. Entonces se volvió y vio de pronto un cachorro sobre su cama. Él dijo: ¿Cuándo ha entrado este perro? Yo dije: Por Dios que no lo sé. Él ordenó sacarlo inmediatamente. Gabriel llegó entonces. El mensajero de Dios (Mahoma) le dijo: Me has prometido venir y me he sentado a esperarte, pero no has venido. El ángel dijo: Me lo ha impedido el perro que estaba en tu casa. Nosotros no entramos en una casa donde hay un perro o una imagen. Al día siguiente, Mahoma ordenó matar los perros.''(H. Aisha)

Hay decenas de versos en los hadices sobre los perros y, como vengo haciendo con los demás puntos, no los enumeraré ni describiré todos, aunque este es bastante definitorio pues, ¿Quién querría un perro en su casa si éste alejara la presencia divina? En algunos se dice que puedes tener un perro si es para la caza u otras razones, por ejemplo, en otros que la saliva del perro es mala y que hay que purificar lo que toquen, y un sin fín de descripciones más, como que tener un perro quita varias bendiciones. Pero tenerlos en casa está totalmente prohibido y aunque Mahoma ordenara matar a los perros, así en general, los que sin duda peores opciones de vivir tienen en paises musulmanes son los de color negro, porque el profeta dijo que eran demonios.

A lo que Ibn Taimiah añadió: “El perro negro es el demonio de los perros, y los genios toman a menudo su forma, al igual que toman la apariencia de gatos negros. Porque el color negro es el color que concentra más fuerza diabólica en el, así como es el color que concentra mas calor”.

No existe un motivo razonable para ello, como podría ser el supuesto problema de la saliva que ellos llaman impura, si no que son demonios y por tanto han de ser erradicados. Punto. Y he podido comprobar con mis propios ojos el terror que supone para muchos de ellos ver un perro negro de cerca, tratar de explicarles que no hay nada de malo en él y no comprender como podía yo tener uno en casa sin problema, ¡Más aún de ese malvado color!

11 - Homosexuales: Refugiados sin refugio

Vamos a concretar éste punto yendo directamente al grano: Si eres homosexual en un campamento de refugiados, y no consigues esconderlo, más te vale contárselo rápidamente a inmigración para que te busque otra salida, porque si no lo vas a tener jodido para pasar tu estancia en paz. 

En la isla de Lesbos, lugar por el que han pasado una gran mayoría de inmigrantes, había y hay tres campamentos oficiales: Moria, ya descrito en otros puntos, Karatepe y Pikpa. Todo el mundo pasa por Moria primero, luego algunas familias van a Karatepe y los más desprotegidos acaban en el pequeño y apartado lugar de Pikpa, lejos de moderados y pobres inmigrantes que no dudan en dar una paliza al afeminado por, supuestamente, inclumplir la ley de Alá.

El Corán nos cuenta la historia de un pueblo que Alá destruyó a causa de la homosexualidad y otras ''perversiones'', del cual se salvó sólo Lot y su familia. Una versión diferente del pasaje bíblico ampliamente conocido de Sodoma y Gomorra. En los hadices hay diversidad de opiniones sobre como tratarles y qué hacer con ellos, si irán o no al paraíso si se arrepienten, si se han de castigar y como, pero en ningún caso es algo bien visto, justificable o normal, y hay decenas de ejemplos de ello.

[B]“A quienes de vosotros lo cometiesen, castigadles y reprochadles severamente. Pero si se arrepienten y enmiendan dejadles en paz.'' [B/](An-Nisa' 4:16) o “El Profeta Muhámmad maldijo a quien mantiene relaciones sexuales con un animal, y a quienes hacen lo que hizo el pueblo de Lot” (Ibn ‘Abbás), son algunas de las muchas cosas que nos podemos encontrar.

Cómo siempre, se oirán campanas de que el islam no condena la homosexualidad por no haber una ley clara al respecto, y que todo son malas interpretaciones de malos musulmanes, a pesar de que se considera abominio punible en muchos versos, y entonces tendremos que echar un ojo a los países donde la homosexualidad se condena con la muerte o con cadena perpetua: Un total de 13 países, todos ellos musulmanes regidos por leyes islámicas.O también podemos, como dije al principio, ver las condiciones de los homosexuales en estos campos, donde en teoría no deberían abundar los mal llamados radicales, y observar el trato que tienen.

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