Alrededor del cumplimiento del décimo aniversario de la "Marcha sobre Roma", en 1932, y coincidiendo con la superación de los principales problemas internos, cuando el estado fascista se estabiliza, se observa una evolución manifiesta en la propaganda del régimen hacia la posibilidad de difundir el fascismo hacia el exterior. Esta proyección exterior se verá apoyada en la voluntad del propio Mussolini.
Como ha señalado acertadamente el profesor Ismael Saz, éste cambio de actitud se explica en parte porque el Duce veía cada vez más con simpatía a los grupos más jóvenes del fascismo que reclamaban una difusión internacional del fascismo como parte de esa misión redentora que contenía, y en parte, porque contribuiría al desarrollo de sus planes de política exterior que sin tapujos acariciaba. [1] Cabría añadir además la concepción internacionalista y moderna del pensamiento mussoliniano, que no olvidemos, procedía de las filas del sindicalismo revolucionario habiendo bebido de las fuentes del socialismo internacionalista. No veía su revolución circunscrita únicamente el pueblo italiano sino que utilizaba conceptos tan genéricos -e internacionalistas- como Hombre, Nación, Humanidad, Universalidad. [2]
La idea de la expansión ideológica del fascismo y el concepto doctrinal de Fascismo Universal comenzó a gestarse como corriente a finales de los años veinte en Italia en distintas publicaciones que dirigían jóvenes intelectuales ligados al régimen. [3] Destacan entre estos Guiseppe Bottai, Camillo Pellizzi, Carlo Emilo Ferri, Asvero Gravelli con sus publicaciones Crítica fascista, Universalitá fascista, Ottobre, Antieuropa, etc que inician lo que el profesor italiano Dino Cofransesco ha definido como un debate semipúblico sobre el mito europeo del fascismo. Una clara evolución de los postulados ultranacionalistas que profesaba la ideología que nutrió el primer fascismo. Era un tema, el de la superación del estado nacional y la unidad europea a través de la romanidad, que tendrá gran éxito en determinados sectores intelectuales italianos e irá acorde con los nuevos tiempos en Europa donde el ideal de la unidad europea que difundían los propagandistas alemanes se convertía en un elemento esencial de la ideología fascista europea hasta el punto que el neofascismo de la posguerra será en primer lugar europeísta. [4]
Guiseppe Bottai, fundador en 1923 de otra de las revistas oficiales del Fascismo, Crítica Fascista, es uno de los ideólogos más influyentes del partido. [5] Desde bien pronto colaborará estrechamente con él Camilo Pellizzi, periodista como Bottai y uno de los pioneros en lanzar la expresión "fascismo universal" en 1925. Ambos exigirían la renovación interior del Fascismo para proseguir la revolución fascista, y la proyección universal del mismo podría ser el instrumento adecuado para alcanzar la meta de la revolución espiritual de la Humanidad con el reconocimiento del papel de Italia en esta misión redentora. La misma línea sigue el milanés Cario Emilo Ferri, director de la revista Universalitá italiana y también del pionero Centro di studi internazionali sul fascismo.
Tras enumerar algunos de los tempranos intelectuales del Fascismo Universal debemos detenernos en el más destacado defensor de la idea de la universalidad del fascismo como doctrina: Asvero Gravelli. Joven y apasionado periodista con historial militante no menos interesante: fascista de primera hora en el Fascio de Milán, Gravelli participó con D' Annunzio en la gesta de Fiume en 1919 con menos de 20 años cumplidos, fue uno e los primeros dirigentes de las juventudes fascistas y secretario de Bianchi, uno de los miembros de primer quadriumviro. Además era fundador de numerosas revistas y editoriales. [6] Su labor en pro del fascismo universal comienza plenamente desde las páginas de su revista Antieuropa, fundada en 1928 y seguido pronto por el bisemanal Ottobre, fundada en 1932 en homenaje al décimo aniversario de la marcha sobre Roma. Ottobre se convertirá en unos meses en un diario dirigido especialmente al sector juvenil del partido y portaba como subtítulo el de Quotidiano del Fascismo Universale, al igual que hiciera Antieuropa que se definía como Rassegna universale del Fascismo. Gravelli tendrá un papel fundamental, en la primera etapa, en la elaboración de la ideología del Fascismo Universal. A partir de la institucionalización de la proyección del Fascismo Universal, a través de los C.A.U.R. como veremos más adelante, alrededor de 1934-1935, su visión europeísta será derrotada por los que interpretan el Fascismo Universal como una mera proyección de la Romanidad. Su posición dentro del régimen no le permitirá tener una influencia que pueda considerarse como decisiva y deberá observar como espectador ajeno como su interpretación del Fascismo Universal se transformará, siendo manipulada, en una mera defensa nacionalista de la cultura romana, por ende italiana, con la exaltación del mito de la Roma Universal.
A principios de la década de los treinta es cuando la idea del Fascismo Universal fue asumida por el propio Mussolini, como hemos observado anteriormente, y hace suya la frase en Octubre de 1930 declarando que el Fascismo "en cuanto idea, doctrina y realización, es universal" [7] Con el apoyo explícito del propio Duce, pronto la corriente del Fascismo Universal comienza a recibir su forma institucionalizada gracias a la creación de centros de estudios (como el centro milanés de Ferri) o congresos internacionales (el más famoso, el de Volta en 1932). Se traducirá este cambio de actitud especialmente en una evolución de los postulados del aparato de propaganda del régimen fascista, que se esforzará en difundir el fascismo internacionalmente y propagar su carácter universalista amparándose en el mito de Roma. Se crean, o bien se potencian, varias organizaciones e instituciones públicas o semipúblicas, para difundir la propaganda fascista en el extranjero. Así encontramos los Fasci all'Estero, la Societá Dante Alhigeri, las Casas d'Italia en las principales capitales del mundo, agencias de prensa italianas, y a partir de 1933 los Comités de Acción por la Universalidad de Roma, los popularmente denominados C.A.U.R.
Desde este momento, que podemos fechar coincidiendo con los fastos en homneaje al decenio de gobierno fascista de 1932, se inicia la segunda fase de la expansión ideológica del fascismo, esta vez hacia el exterior, que no se consolidará como tal hasta la guerra civil española, tras la conquista de Etiopía. Se caracterizará este segundo período por el abandono de la elaboración ideológica del concepto de Fascismo Universal para ser utilizado ya como un instrumento de la política exterior de la Italia fascista en su intento de posicionarse como una potencia de primer orden. Así competirá primero con la emergente Alemania nacionalsocialista y, después acabará involucrándose en varios conflictos bélicos (Etiopía, España, Segunda Guerra Mundial) que llevarán por demostrar el fracaso de esta política expansionista, y por provocar la decadencia intelectual del mismo concepto de Fascismo Universal. Éste terminará siendo sustituido por el de Nuevo Orden Europeo encabezado esta vez por Alemania al estallar la Segunda Guerra Mundial. El Mito de Roma será engullido por otro mito más atrayente y que sentará las bases de la ideología neofascista de la posguerra: el Mito de Europa.
Principios ideológicos universalistas del Fascismo
El Panfascismo o Fascismo Universal fue un concepto ideólogico que se elaboró fuera de los foros habituales de los intelectuales del movimiento fascista, a excepción del debate que se observa en la revista Critica Fascista. El propio Mussolini ni los demás teóricos del fascismo le dedicarán pocas palabras a esta idea, por lo que es difícil caracterizar o localizar los principios ideológicos universalistas en el primer fascismo. Es evidente que los primeros trabajos del periodista Asvero Gravelli contienen en buena medida los parámetros básicos alrededor de los cuales se desarrollará la propaganda fascista del Fascismo universal y del estudio de su prolífico legado nos podrá facilitar la comprensión de la posterior expansión política de las organizaciones que asumen el papel difusor del Fascismo Universal.
Su revista mensual Antieuropa inició la elaboración ideológica de la doctrina del Fascismo Universal en fecha temprana. El propio título de la revista era indicativo, contradictorio y polémico como era propio de los vanguardistas italianos de la época: se pretendía romper con la Vieja Europa, decadente y burguesa a los ojos de los idealistas revolucionarios, para imponer una Nueva Europa donde imperasen los principios espirituales de la revolución fascista. Europa como concepción ideal será uno de los componentes más significativos de la concepicón del primer Fascismo Universal de Gravelli y su círculo. En 1932 publicaba un breve ensayo titulado Difesa dall'Europa efunzione antieuropea del fascismo que reivindicaba el componente europeísta del fascismo, frente a aquellos que deseaban recalcar más su aspecto latino o italiano:
"Del otro lado está un europeísmo que tiende al restablecimiento de la civilización occidental y al resurgimiento unitario de Europa... y por eso nosotros los italianos tenemos el espíritu de nuestra tierra la síntesis de Europa que tiene la virtud de un ideal universal" [8]
La crisis social y espiritual que amenaza a Europa es palpable a principios de la década de los 30 y por ello es imprescindible, apunta Gravelli, que el fascismo asuma su papel de ideología redentora de Europa:
"Somos la herejía de la moderna Europa... Instauraremos la unidad religiosa de Europa para fundar el retorno de los ideales. El Fascismo, como idea de la Italia moderna y clásica es la restauradora de una civilización: Roma el centro moral de la acción... La revolución fascista será la revolución creadora y más histórica. La Antieuropa de la camisa negra será una idea de redención y de unidad."[9]
Para lograr alcanzar este doble objetivo, por un lado la revolución y por el otro el consiguiente derribo del estado demo-liberal, las concepciones del Fascismo Universal debe ser difundido a todos los niveles, inspirando movimientos afines en otros países y organizándose una Internacional fascista que pudiera facilitar su recepción por parte de los sectores afines que podrán apoyar este cambio de actitud y de civilización. No olvidemos que Gravelli es ante todo periodista y propagandista. No en vano el fascismo ha tenido éxito en su primera experiencia revolucionaria en Italia, y ahora llegará la hora para los demás países pues el fascismo como ideología ha superado la fase nacionalista. Consiguientemente, considera Gravelli que:
"El fascismo debe servir a los elementos fascistas europeos como el modelo de táctica revolucionaria para instaurar movimientos análogos a nuestro país en países más maduros, porque el fascismo hoy ya no es más sólo un fenómeno italiano."[10]
En cuanto a la idea de una Internacional fascista, ya en fecha tan temprana como 1931 escribe éste sobre ello, utilizando un vocabulario que será muy común al de los propagandistas del ideal europeísta durante la Segunda Guerra Mundial. No en vano debemos recordar que Gravelli acabará el conflicto como miembro de los servicios de propaganda de las Waffen SS europeas con la graduación de comandante SS. Conjugará aquí elementos innovadores, como el de juventud, internacionalismo, europeísmo:
"La alianza internacional fascista es la forma superior de organizar las fuerzas juveniles fascistas europeas... La juventud europea y fascista debe ser capaz no sólo de destruir el viejo mundo sino además de construir y crear una nueva entidad europea y mundial... La organización internacional fascista... será el medio eficaz para ampliar y mantener la dictadura europea del fascismo. Se trata de llevar el espíritu de la revolución fascista a Europa."[11]
Sin embargo, a partir de la institucionalización oficial de la proyección externa del Fascismo Universal a través de los C.A.U.R., la elaboración doctrinal de Asvero Gravelli fue perdiendo influencia. Ésta mientras fue profundizando en su visión europeísta del Fascismo Universal, con títulos fundamentales como Europa, con noi! (1933) o Fanfascismo (1935), pero conforme se estructuró el Sottosegretariato per la Stampa e Propaganda éste se vio fuera de los círculos del poder. Este ministerio, primero subsecretariado, fue el verdadero órgano de difusión de propaganda del régimen desde 1934 y dirigía firmemente cualquier manifestación fascista. A partir del momento cuando se desplaza a Gravelli, se pone de manifiesto claramente un giro en la interpretación del Fascismo Universal, que se transformará progresivamente en una Universalidad Romana donde el centro espiritual sea Roma, de donde se proyecta la nueva Civilitá.
Esta concepción del Fascismo Universal no era nueva, de hecho era la latinidad lo que había atraído a los primeros simpatizantes del fascismo de los países de lenguas romances, como Ernesto Giménez Caballero en España. El giro en la política exterior italiana, que iniciaba entonces una fase expansionista, contribuyó a potenciar esta visión. Italia, Roma Universal, debía convertirse en el eje central de Occidente. Por lo que la elaboración de una doctrina que sustentase tales aspiraciones fue inmediata. De hecho el propio Mussolini parece ser el principal sustentador de dicha interpretación cuando en marzo de 1934 pronuncia el célebre discurso a la segunda asamblea quinquenal del régimen, en lo que Asvero Gravelli denominó "el documento más importante (existente) como afirmación de la universalidad del fascismo". Dice entonces el Duce que:
"Desde 1929 a hoy el Fascismo como fenómeno italiano se ha convertido en un fenómeno universal... ¡En una década Europa será fascista o fascistizada! La antítesis de aquello que distingue a la civilización no se supera más que de un modo: con la doctrina y la sabiduría de Roma."[12]
La creación de los C.A.U.R. o Comitati d'Azione per la Universalità di Roma en el verano de 1933 era un fiel exponente de esta nueva línea de actuación. Es una manifestación más de esa impronta mucho más conservadora y católica que iba tomando cuerpo entre los teóricos de la propaganda fascista. Mucho más conservadora y nacionalista que la que le había dado Gravelli, más cercano a posturas vanguardistas y revolucionarias. No es una casualidad que el primer trabajo publicado por el presidente de los comités, el general Eugenio Coselschi, se titulara Universalitá del Fascismo aunque no fuera sino un intento de asimilar los conceptos de Fascismo Universal y Roma Universal, en su publicación ambos conceptos se entremezclan y se convierten en sinónimos, algo que no sucedía con Gravelli que distinguía claramente la importancia de diferenciarlos. Así interpreta Coselschi la noción de Fascismo Universal:
"Es el nombre del pasado y del presente.
Es el nombre del futuro y de lo eterno.
Es el nombre de la iglesia y del Imperio.
Es ROMA."[13]
El orden del día adoptado en el primer, y único, congreso de los C.A.U.R. en Montreux (Suiza) en diciembre de 1934 "sobre la Universalidad del Fascismo" sigue en la misma línea de darle un carácter más conservador, menos revolucionario. Es elocuente y resume las principales características de esta concepción que abanderarán, (el subrayado, en cursiva, es del original):
"a) Considerando que el Fascismo, doctrina política, económica y social creada en el genio de Mussolini, se ha convertido en un fenómeno de carácter universal que, por la fuerza de sus principios y de sus realizaciones se ha impuesto en las naciones deseosas de juventud y de regeneración, el Congreso de Montreux confirma la universalidad del Fascismo.
b) Considerando que el Fascismo funda un orden nuevo que, para mantener y reorganizar la disciplina moral, espiritual, familiar y nacional necesaria al pueblo, restringe al individuo para que se supere por un Ideal superior...
c) Considerando que el Fascismo, movimiento esencialmente revolucionario... el Congreso reafirma el espíritu revolucionario y constructor del Fascismo, la única doctrina capaz de conducir al Mundo del trabajo por la vía del bienestar." [14]
De esta resolución adoptada se deducen los principales aspectos que integran el Fascismo Universal: totalitarismo, universalismo y espíritu revolucionario al tiempo que se aprecia un culto a la personalidad de Mussolini que hasta entonces no se había dejado ver excesivamente en la propaganda fascista. Las publicaciones de los C.A.U.R. y demás aparatos de propaganda externos del régimen se afanaran expresamente en el culto a Mussolini, lo que podemos interpretar como parte de la evolución de la misma como consecuencia de la necesidad de competir con la propaganda alemana. Frente al racismo alemán opusieron la latinidad, frente al Führer el Duce. El ascenso de Hitler al poder en 1933 y su exitosa política exterior de preguerra hizo que la Italia fascista perdiera su papel hegemónico como potencia revolucionaria y redentora debiendo competir con la Alemania nacionalsocialista.
[1] Vid. Ismael SAZ CAMPOS, Mussolini contra la II República, Valencia, Ed. Alfons El Magnànim, 1986, pp. 124-125.
[2] Vid. MUSSOLINI, Benito, Escritos y discursos, Barcelona, Bosch, 1935, p.69-102, tomo VIII. Concretamente se trata de la voz "Fascismo" para la Enciclopedia Italiana Treccani donde se reconoce por parte del Duce este bagaje cultural. sobre los orígenes revoluconarios del fascismo véase el excelente estudio del profesor israelí Zeev Sternhell y otros, El nacimiento de la ideología fascista, Madrid, Siglo XXI, 1994.
[3] L'Internazionale fascista, Michael Arthur LEDEEN, Bari, Laterza, 1973. Un estudio pionero donde se resalta el aspecto juvenil del fascismo que opta por el internacionalismo.
[4] CONFRANCESCO: Il mito europeo del fascismo (1939-1945), en "Storia Contemporanea", Bologna, Il Mulino, nº1, año XIV, febrero 1983, pp. 5-45.
[5] Sobre Bottai y los restantes dirigentes fascistas que se mencionan, véase Marco INNOCENTI, I gerarchi del fascismo, Milán, Mursia, 1992.
[6] Vid. Davide SABATINI, L'Internazionale di Mussolini. La diffusione del fascismo in Euorpa nel progetto politico di Asvero Gravelli, Roma, Edizioni Tusculum, sin fecha (aunque data de 1998).
[7] Discursos a los gobernadores federales, 27-X-1939, cit. Asvero GRAVELLI, Panfascismo, Roma, Nuova Europa, 1935, p-59.
[8] GRAVELLI, Difesa dall'Europa e funzione antieuropea del fascismo, Roma, Nuova Europa, 1932, p.21.
[9] GRAVELLI, Difessa dall'Europa e funzione antieuropea del fascismo, p.53-55.
[10] GRAVELLI, Verso l'Internazionale fascista, Roma, Nuova Europa, 1932, p.225.
[11] GRAVELLI, Verso l'Internazionale fascista, 1932, p.226-227.
[12] Cit. GRAVELLI, Panfascismo, Roma, Nuova Europa, 1935, p.61-63.
[13] Universalità del Fascismo, Florencia, 1933, p.14, cit. LEDEEN, op.cit. 124
[14] C.A.U.R.-Notiziario nº24, 23 XII 1934, p.6, el Congreso de Montreux.
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