Si a una persona al azar le preguntas por un país modelo a seguir, existen grandes posibilidades de que responda Suecia. Un país próspero, democrático, incorrupto, con un generoso Estado del Bienestar y al que poco le falta para tener las nubes hechas de azúcar, la nieve de nata y los árboles de caramelo, regados por ríos de chocolate en el que todos bailan cogidos de la mano al más puro estilo del Mundo de la Piruleta simpsoniano. En definitiva una especie de paraíso en la Tierra al que todos los partidos políticos oficialistas españoles, desde el PP hasta Podemos, dicen tener como fuente de inspiración. ¿Por qué al fin y al cabo eso es lo que siempre se ha dicho de Suecia, no?