En cambio, si a esa misma persona le preguntas en qué país gobierna el mismo partido casi ininterrumpidamente desde 1932, o en cual puedes ser multado, perder tu trabajo o que un señor se presente con un bate de béisbol en la puerta de tu casa por un dar tu opinión anónimamente en internet, ser detenido por la policía por estar demasiado fuerte o en donde el gobierno te dice hasta como tienes que mear o sentarte en el metro, además de estar en vías de acabar con el dinero en metálico y tener una de las tasas más altas de violaciones del mundo y zonas a las que ni la policía se atreve a entrar… lo dudará más ¿Corea del Norte, quizás? ¿Cuba, Arabia Saudí, Afganistán, el Estado islámico? Todas respuestas erróneas, y puedes apostar dinero a que nunca acertará.
¿Cuál es entonces? El mismísimo Estado que todos siguen, como la Roma imperial o la República de Platón de nuestros días, exacto: el Reino de Suecia, que como vamos a ver lejos de ser la Arcadia Feliz es un Estado totalitario que combina lo peor de Orwell y Huxley.
Folkhemmet, el Partido
Suecia no tiene un régimen pluripartidista, ni siquiera bipartidista. El partido que desde 1932 ha estado en el poder la mayor parte del tiempo desde entonces es el Partido Social Demócrata, que tiene como punto ideológico central el convertir Suecia en una casa para el pueblo, o en sueco, folkhemmet. Esta ideología paternalista, también conocida como modelo sueco y basada en un Estado todopoderoso respetando la iniciativa privada que suena tan bien, se consideraba una tercera vía al capitalismo y al comunismo, exactamente igual que el fascismo o el nacional socialismo (algo que sin duda no va a sonar tan bien a todos los progres que la tienen como modelo a imitar en sus países) aunque mucho menos autoritario, ya que usaba su omnipresencia de forma más cautelosa y respetando las libertades. Recordemos que pese a lo que se suele contar, las ideologías de Entreguerras erróneamente englobadas bajo la etiqueta de “fascismo” diferían enormemente de un lugar a otro.
Con la llegada de los nuevos vientos marxismo culturales, la ideología cambió ligeramente. El folkhemmet pasó de ser casa para los suecos, a ser casa para todo el (tercer) mundo menos los suecos, algo en lo que nos extenderemos más adelante.
Confiscación y paguitas para todos
Este Estado del Bienestar como todos sabemos se basa en una gran cantidad de subvenciones, que a pesar de haber sido recortadas en los 90 son tan fácil y generosamente repartidas que si a eso le unimos el que los sueldos son muy similares independientemente de tu trabajo, desincentiva el trabajar y hace que mucha gente se invente o exagere algún problema físico para vivir del subsidio, o dicho de otra forma, del trabajo de los demás (mención aparte son los cientos de miles de “refugiados”, de los que hablaremos más adelante). ¿Para qué trabajar, si cobrando una paguita se gana prácticamente lo mismo? Esto puede resultar muy atractivo para los más ignorantes de como funciona la economía, pero la cruda realidad es que como consecuencia de esto, tanto los ingresos como el poder adquisitivo han ido cayendo desde entonces.
¿Y cómo se puede financiar todo esto? En el imaginario progresista, se trata de un Estado que mediante una política de altos impuestos a los ricos y grandes empresas, redistribuye la riqueza entre resto de la población. Error una vez más. Ni el modelo sueco es redistributivo, ni se tasa en exceso a las grandes fortunas y empresas. Mientras las pequeñas empresas están tasadas de forma brutal, las grandes están sujetas a impuestos más bajos que los de la mayoría de países desarrollados. El gobierno, con las pocas grandes empresas monopolistas, regula hasta el punto de que las empresas más pequeñas no pueden mantenerse y cumplir con los dacronianos requisitos de licencias, inspecciones, aprobaciones y altos impuestos.
El Estado sueco está diseñado para ser financiado mediante impuestos extremos al individuo, y la razón es simple: las grandes empresas son la gallina de los huevos de oro a la que no quieren agotar mediante una tasación abusiva (necesitan que haya trabajadores para que paguen impuestos), pero tasando al ciudadano sirve como forma de control. Pongamos que si ganas 150, en impuestos te quitan 100. El Estado puede decir que esos 20 se te devolverán en forma de educación para tus hijos, 30 en sanidad y cosas así. Si decides gastarlo en otras cosas, no se te devolverá el dinero. No trata de redistribuir la riqueza, sino de confiscártela y devolverte una pequeña parte en la forma que escoja la élite política.
¿Verdad que ya no suena tan bien? Lejos de ser una política redistributiva para ayudar al que lo necesite, la realidad está más cercana a una política totalitaria de manipular al ciudadano para que gaste en lo que gobierno dicte.
El fin del dinero en metálico
Una de las cruzadas del tiránico Estado sueco es contra el dinero en metálico, sustituirlo por las transacciones electrónicas (por mensaje de texto, tarjetas, etc) para así “reducir los robos”. Los objetivos reales son, en realidad, mucho más macabros. El uso de dinero en metálico es anónimo, no deja rastros de las transacciones económicas, permite un mercado fuera del control estatal y no está en los circuitos bancarios, algo intolerable para el intervencionista Estado sueco, que no conforme con confiscarte gran parte de tu sueldo para gastárselo en lo que decida, también quiere controlar hasta la más mínima transacción. Esto significa que cosas como las donaciones anónimas dejarían de ser anónimas, algo denunciado por Banhof, el primer proveedor de internet sueco. También significaría que algún día se te pudiese dejar en la ruina absoluta con un solo click, al ser todos tus ahorros simples bits electrónicos.
El dinero en metálico se puede decir que ya está en vías de extinción. En el transporte público no se admiten monedas ni billetes, cada vez hay más tiendas donde tampoco se admiten y algunas sucursales bancarias ya no tratan con ellos. Como dijo el director del Banco Central, el metálico sobrevivirá “como el cocodrilo, aunque va a ver su hábitat progresivamente reducido”. Un caso más del férreo control económico que ejerce la tan admirada Suecia.
Discriminación contra el hombre
Suecia se suele poner como el ejemplo último y más perfecto de igualdad entre sexos, algo que como vamos a ver, es otra falsedad. En este paraíso igualitario los hombres son ciudadanos de segunda por ley.
Su Derecho de familia es un caso fragrante de discriminación anti-hombre, encontrando cosas como que las víctimas de violencia doméstica recibirán prioridad en las ayudas y cobijo si son mujeres, que si una mujer tiene un hijo se convierte en madre y recibe la custodia por defecto mientras que su marido solo se convierte en padre y recibe la custodia si ésta lo aprueba, o que si una sueca tiene un hijo en el extranjero será sueco por defecto mientras que si se trata de un sueco solo será reconocido como tal si está casado. ¿Algún ejemplo práctico de esto? Pongamos que eres padre, pero la madre de tu hijo no aprueba tu paternidad, si se te ocurre llamar a tu hijo podrías enfrentarte a 6 años de cárcel , ya que esto en términos jurídicos se consideraría una violación de la “tranquilidad” de la mujer, los mismos años de condena con los que recientemente un tribunal condenó a un inmigrante que violó a una sueca sobre cristales rotos. Podría extenderme más, pero creo que ya ha quedado claro.
Si miramos los indicadores sociales, tampoco encontramos esa cacareada igualdad. El 80% de gente sin hogar son hombres, los hombres son dos veces y media más proclives a suicidarse y 400.000 niños y niñas (en una población de 9.5 millones de habitantes) nunca o casi nunca ven a su padre, algo propio de una sociedad enferma, rota y en decadencia.
La prostitución está prohibida y penada para los suecos no solo dentro de Suecia sino en cualquier país al que vayan, aunque solo para el hombre y la prostituta si es pillada no le pasa nada. Para perseguir este delito sin víctimas existen unas brigadas policiales especiales, que como si de la policía moral del Golfo arábigo se tratase, patrullan las calles.
El Gran Hermano te escucha
En 2012, se aprobó una ley por la que todos los teléfonos y operadores de internet están obligados a estar conectados al gran cable del superordenador del Estado, donde el Estado tiene la capacidad de registrar y guardar todo lo dicho en conversaciones telefónicas, buscado o escrito en internet. Primero se escanearán llamadas telefónicas y correos electrónicos, y todo lo “considerado interesante” según una base de datos con 250.000 criterios de búsqueda, se guardarán para ser investigados y compartidos con EEUU, país que ha colaborado en la instauración de esta legislación.
Esta ley se conoce popularmente como Ley FRA, ya que no es un tribunal quien maneja esto, sino los servicios de inteligencia suecos dependientes del Ministerio de Defensa, los Försvarets Radioanstalt (FRA). Esto significa que el gobierno y sus agencias, sin ninguna orden o control judicial, pinchan y registran las conversaciones de los ciudadanos.
A muchos lo primero que les vendrá a la cabeza es la Stasi, la temible policía de Alemania oriental, y la película de La vida de los otros, pero se equivocan porque la Stasi solo tenía capacidad para pinchar las conversaciones a un pequeño sector de la población. No existe el derecho a la vida privada en Suecia.
Arrestado por estar demasiado fuerte y tener demasiada testosterona
Si tienes un cuerpo rocoso y vives en Suecia, mejor que te escondas. Si tienes más testosterona que un hipster podemita, también. La policía sueca ha estado arrestando a gente con musculatura notable por si pueden estar tomando esteroides. En la ciudad de Malmo, la policía paró a un hombre por su notable musculatura y le interrogó por el uso de esteroides. En otro caso, un culturista estaba comiendo en un restaurante mientras le esperaba un policía de paisano escondido en el baño, y tan pronto como comenzó a orinar, el policía colocó un frasco de debajo de la caseta del baño y lo envió inmediatamente a un laboratorio, que dictaminó que tenía unos niveles más altos de testosterona que el hombre sueco medio, por lo que fue detenido, sus bienes embargados y enviado a prisión de forma preventiva a pesar de que no tenían más pruebas.
Así de absurdamente totalitario es, pero es un buen ejemplo para ver hasta este punto llega el control social en el paraíso de los progresistas.
Genocidio contra la propia población
Hasta 1975, Suecia llevaba a cabo programas de esterilización forzosa contra minorías étnicas como gitanos y lapones, que hoy hubieran sido considerados actos de genocidio si nos atenemos a su definición de delito de la Corte Penal Internacional:
¿Cómo? Mediante el reemplazo étnico, un proceso por el cual se trata de acabar con un grupo étnico implantando un gran número de población foránea que acabe asimilando o convirtiendo en minoría la población local, y que se considera genocidio por la Corte Penal Internacional ya que se trata de un sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.
Esto es usado por China para acabar con los tibetanos, trayendo gran cantidad de chinos han y fomentando el mestizaje con ellos para minorizar y asimilar a la conflictiva población del Tibet, y ha sido denunciado por asociaciones de Derechos Humanos, el Washington Post o incluso el Dalai Lama, a pesar de que en 50% años la población han en el Tibet no pasa del 7%. Lo mismo se hace contra la etnia uigur.
¿Y en Suecia? Este país tiene un millón de población foránea sobre una población total de 9,5 millones, la mayoría solicitantes de asilo de África y Oriente Medio. Su presencia no está motivada para cubrir puestos de trabajo, ya que solo una pequeña de ellos trabaja mientras que el resto vive de subsidios, y de hecho su presencia le cuesta dinero al Estado. Suecia, a pesar de que nunca tuvo colonias ni está envuelto en guerra alguna, es el país del mundo que más refugiados por habitante acoge, y aunque se alegue la solidaridad como bandera, la realidad es que de seguir esta tendencia, los suecos van a ser solo el 65% de la población en apenas 5 años (actualmente son el 80%) al llegar un millón más de extranjeros. El 2014, Suecia dejó entrar a 80.000 extranjeros más procedentes del Tercer Mundo, o sea que en un año va a entrar casi el 1% de la población total sueca (el equivalente a que en España entrase medio millón de inmigrantes en un año). Algunos políticos quieren acelerar la sustitución étnica y dicen estar trabajando para traer a ¡31 millones de extranjeros! ¿Es solidaridad o genocidio el convertir en minoría étnica a tu propio país? Dejo que el lector saque su propia conclusión.
El gobierno también financia campañas publicitarias y educativas promoviendo el mestizaje, algo idéntico a lo que hace el gobierno chino con uigures y tibetanos y calificado como “genocidio cultural” por el Dalai Lama en su discurso en el Parlamento Británico:
Retrato de una zona de guerra: islamización, disturbios, delincuencia y violaciones masivas.
Suecia tiene la reputación de ser la típica balsa de aceite nórdica, donde la delincuencia es irrisoria, y si bien esto fue cierto en su día, desde la llegada de inmigración masiva ya no lo es más. Algo que no debería de sorprender, ya que si traes en masa a tu país a gente de otras sociedades, lo que tienes es una representación a pequeña escala de dicha sociedad.
La policía ha presentado un informe donde se detalla la existencia de 55 áreas “no-go”, lo que significa zonas controladas por bandas formadas por musulmanes a las que ni los servicios de correos, ambulancias, recogida de la basura ni siquiera la policía pueden entrar sin protección militar. Aquí la autoridad y la administración de justicia la ejercen las propias bandas, que tienen incluso sus propios puntos de control. Estas zonas “no-go” coinciden con el mapa de las 168 llamadas “áreas de exclusión”, formadas mayoritariamente por población musulmana, donde la educación es baja, el paro es alto (ya que la mayoría prefiere vivir de subsidios) y la única actividad económica es el narcotráfico. En 2013, los habitantes de estas barriadas (llamados eufemísticamente “jóvenes” por los medios) comenzaron una campaña de disturbios y quema de coches sin que la policía se atreviese a hacer nada más que enviar a “agentes sociales” a hacerles ver que su comportamiento estaba mal.
Otra de las consecuencias de esta tercermundialización de Suecia es la epidemia de violaciones, la mayoría perpetradas por solicitantes de asilo de países islámicos. En los primeros meses de 2013, más de 1000 suecas fueron violadas por inmigrantes musulmanes solamente en la ciudad de Estocolmo. Más de 300 de ellas eran menores de 15 años, y el número de violaciones aumentó un 16% respecto al año anterior. En total, Suecia tiene el segundo ratio de violaciones más alto del mundo (53.2 por cada 100.000 habitantes), solo superada por Sudáfrica,
Antes de la invasión masiva ya había violaciones, pero no tantas como ahora. Además de aumentar en números, también ha aumentado en brutalidad, a veces con torturas incluidas. Las violaciones en grupo solían ser extremadamente raras pero, lamentablemente, ya no es el caso. El número de violaciones a menores y niños también ha mostrado un aumento impactante, incluso la violaciones a hombres. Cifras más propias de un país africano en guerra que de uno considerado modelo a seguir. De hecho, un informe de 2006 detalla cómo ser una niña sueca o mujer joven cada vez más significa sentirse insegura en su propio país, y que tienen que planear como volver a casa por la noche, cómo defenderse o saber cómo llegar corriendo por el camino más rápido a casa en caso de necesidad.
"No es tan malo violar a una chica sueca como violar a una niña árabe", dice Hamid, en una entrevista sobre una violación en grupo que involucraba a varios inmigrantes. "La chica sueca recibe una gran cantidad de ayuda después, y probablemente ya había sido follada antes, de todos modos. Pero la chica árabe tendrá problemas con su familia. Para ella, ser violada es una deshonra".
Censura y adoctrinamiento
Llegados a este punto, el lector se preguntará como el pueblo puede aguantar todo esto sin rebelarse. La clave está en un adoctrinamiento feroz desde la infancia sumado a una censura implacable, con unos métodos que alcanzan una eficacia mayor a la de países unánimamente considerados totalitarios.
Empezaremos hablando de la EXPO. Se trata de una Inquisición moderna que entre otras funciones se dedica a registrar no solo a organizaciones sino también individuos que por sus opiniones ellos consideren "racistas", "antisemitas" o "antidemocráticos" y se congratula de tener la mayor base de datos de "ultraderechistas y antidemocráticos". Este archivo está abierto a investigadores, periodistas y a la policía, pese a que la constitución sueca prohíbe registrar opiniones sin consentimiento, algo que el Estado se pasa por los huevos al permitir a esta subvencionada organización hacerlo impunemente, y comparte su información con organizaciones y ONG's parecidas de otros países. Dicho de otra forma, si te oyen oponerte a la inmigración y al multiculturalismo de Estado, te fichan como "nazi" y te añaden con nombres y apellidos a una lista. Como decía un periodista ya en 1997:
A falta de otra ocupación, se ha convertido en un deporte entre los empleados de la Expo localizar e identificar a las personas que en algún momento de su vida han mostrado simpatía por algún movimiento de derecha, o que tengan un acusado de nazi entre sus familiares. A veces parece que es suficiente tener un ex colega que era primo de un nydemokrat (miembro del partido Nueva Democracia sueco, considerado de ultraderecha) para terminar en la lista negra de la Expo (que parece producida en colaboración con eñ SAPO -servicios de inteligencia suecos-) ".
En el pasado, muchos vivían con el temor de ser mencionados en Justitia debido a un mal negocio. Hoy el temor de muchos es ser identificados como extremistas en el Tribunal Popular de la Expo.
En el pasado, muchos vivían con el temor de ser mencionados en Justitia debido a un mal negocio. Hoy el temor de muchos es ser identificados como extremistas en el Tribunal Popular de la Expo.
Pero la Expo no es ni mucho menos la única entidad que actúa de esa forma. Uno de los periódicos más leídos de Suecia, el Expressen, contrató a hackers para entrar en el servicio de comentarios Disqus y acceder a los emails e identidades de los que se habían quejado anónimamente de la inmigración. El periódico envió a un reportero y un cámara a interrogarles sobre lo que habían escrito en diferentes páginas, y publicó sus nombres y fotografías, lo que hizo que al menos uno de ellos perdiese su trabajo. Sin embargo, cuando se trata de noticias en las que están envueltos inmigrantes, nunca publican su nacionalidad ni fotos, para no dañar así la imagen de la inmigración. Como resultado de eso, han proliferado medios disidentes online donde no se censura ni se omiten detalles del origen étnico, que reciben más comentarios que los medios oficialistas.
En Suecia nadie puede saber que tu postura es contraria a la inmigración, porque como ya hemos visto es muy probable que incluso te despidan del trabajo. Ha habido muchos casos de gente que ha tenido que marcharse del país, hacia Dinamarca u otros cercanos, porque no podían más con situación, la presión es muy grande y estás señalado como en cualquier dictadura bananera. Incluso una periodista somalí, que denunciaba el comportamiento de sus compatriotas en Suecia, dijo que había más libertad de expresión en su país que en Suecia , donde se la silenciaba por decir la verdad. Cualquier crítica a la inmigración es solventada con una acusación de racista o nazi.
El artista callejero Dan Park fue condenado a 6 meses de prisión y 60.000 dólares de multa y gran parte de su galería de arte, satírica y crítica con el correctismo político, fue confiscada y quemada por considerarse “denigración de un folkgrupp” (”folkgrupp” es una palabra sueca para sectores de la población con protección especial, como musulmanes, gitanos, homosexuales y mujeres). Con el objetivo de tenerle encerrado, el fiscal trató que se le hiciese un examen psiquiátrico para declararle demente, exactamente el procedimiento que usaba la URSS para encarcelar a disidentes.. Recientemente en Año Nuevo de 2015, estando en Dinamarca para la exhibición de las obras censuradas en Suecia, fue golpeado por un grupo de antifascistas mientras le llamaban nazi.
Y en 2014, la censura fue más allá al aprobarse una ley que penaba las críticas a la inmigración, colectivo LGTB y autoridades en internet.
Una reflexión
Visto esto, prefiero dejar al lector que piense al respecto sobre si de verdad Suecia merece ser un modelo a seguir. Que cada vez que al partido de turno le dé por decir que su modelo es este país, no lo vea como algo positivo sino como fuente de desconfianza. Todo lo que se ha aplicado a este país, tarde o temprano se ha acabado al resto de Occidente y nosotros mismos ya lo estamos sufriendo en nuestras carnes.
Verdaderamente pone los pelos de punta... La visión que Huxley plasmó en su "Un mundo feliz" (como la de Orwell en su "1984") se está haciendo terriblemente realidad, en unos países de forma más acelerada, y en otros, poco a poco.
ResponderEliminarSeguramente esto mismo (o peor) es lo que pasaría en España si el partido Podemos, o una posible coalición de Izquierda Unida y Podemos, ocupara el poder (recordemos que IU pretende que decir "Viva España" sea delito, y Podemos, criminalizar a todo aquel que haga "apología del fascismo, del racismo, de la xenofobia, de la homofobia"..., etc. --y ya sabemos lo que entienden por tal apología, de manera que, por ejemplo, defender a un natural español de una agresión cometida por un inmigrante, puede ser considerado apología de la xenofobia, o váyase a saber--; entre otras muchas cosas).