lunes, 2 de diciembre de 2013

La Italia fascista

Benito Mussolini fue proclamado Duce el 3 de Enero de 1925. A Italia le esperaba una gran época de cambios, dejando el país de ser pobre y anticuado, para convertirse en una gran potencia. Nacía la Italia Fascista.

El Partido
De entre las primeras medidas que puso en práctica Mussolini nada más llegar el fascismo al poder estuvo la de convertir al Partido Nacional Fascista (PNF) en una única entidad política como base del Estado, es decir, Partido y Estado eran lo mismo. “Todo para el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”.
El Partido Nacional Fascista convirtió a Italia en un Estado Totalitario y unánime en el que fue fundamental la relación Estado y Partido representado por la figura nacional de Mussolini. Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial quedaron unidos e incorporados plenamente al Duce sin posible separación de estos, obteniendo además el poder ejecutivo la facultad de publicar normas jurídicas. Las atribuciones al Gobierno de Mussolini sólo eran responsables ante el Rey Víctor Manuel III, el Jefe del Estado, que podía nombrar y sustituir ministros sin pasar ninguna ley por el Parlamento ni antes haber sido revisada, método más rápido y sin burocracia.

Benito Mussolini proclama en Roma el nuevo Estado Fascista frente a una eufórica multitud de simpatizantes y Camisas Negras. Año 1925.
Para la administración local se elaboró una reforma que suprimió los ayuntamientos y alcaldías sustituidos por gobernadores civiles llamados prefectos. La función de los acaldes recayó únicamente en la de recoger las consultas municipales, es decir, tenían la misión de escuchar los problemas de los ciudadanos para luego comunicárselo a los prefectos que administraban la región y posteriormente pasar por el Parlamento en Roma.
Dentro del Partido Nacional Fascista se redactó un Estatuto en 1926 que cerreba las filas de afiliaciones por vez primera, a excepción de grupos universitarios y vanguardistas. Por aquel entonces había unos 2 millones de afiliados. Salió un programa para hacer nuevas clases dirigentes fascistas, sin embargo fue abandonado porque pensaron que no tendría éxito. En su lugar se proyectó una reforma de empleo que asignaba escalafones preferentes en las listas de desempleados para personas pertenecientes al partido.
El Gran Consejo Fascista, uno de los aparatos más característicos del Partido Nacional Fascista, fue fundado en 1928. Se trataba de única cámara de representación y órgano del Estado donde votaban los ciudadanos de la nación en elecciones a sus representantes. La votación se hacía sobre un lista de 400 candidatos propuestos por las confederaciones sindicales de trabajadores y empresarios. Normalmente la labor del Gran Consejo Fascista era la de tomar decisiones de carácter consultivo sobre temas de interés nacional o constitucional, incluidas cuestiones polémicas como guerras en el exterior o la familia real.
Abolición de la Democracia
Todos los antiguos partidos políticos que habían estado con anterioridad en la Cámara siguieron realizando mítines durante algún tiempo, aunque tuvieron muchas difiultades para ser escuchados por la gente sus constantes fracaso durante años. Otra de las razones del por qué se aislaron fue el continuo hostigamiento a sus reuniones que efectuaban los Camisas Negras incontroladamente. Por estos hechos muchos fascistas presentaron su dimisión o fueron expulsados por cometer actos de sabotaje sin instrucciones del Estado, fue el caso de Alessandro Casati, Gino Sarrochi, Alberto De Stefani, Alfredo Rocco, Aldo Oviglio o Pietro Fedele.
Oficialmente los últimos retazos de la democracia fueron eliminados entre 1925 y 1926. Esto fue gracias en parte al desarrollo de unos textos en el Parlamento llamados Leyes Factísimas, consistentes en un manifiesto legal de seguridad pública por el cual se disolieron y prohibieron todas las publicaciones en contra del fascismo, las huelgas, los partidos políticos y asociaciones antifascistas que se considerasen peligrosas para el país. La ley incluía además el confinamiento policial para todo aquel que hubiese manifestado actos subversivos contra el orden social.
La Ley para la Defensa del Estado se dictaminó con el fin de castigar con la pena de muerte a todo aquel que atentase contra la vida del Rey o del Jefe del Estado. Para juzgar los delitos contra la ley se instituyó el Tribunal Especial para la Defensa del Estado, el cual tenía el poder de desterrar fuera del país a toda persona políticamente peligrosa.
Muchos de los desterrados se exiliaron en Francia, donde se fundó el periódico clandestino Non Mollare!(¡No Ceder!). En número de represaliados con pena de muerte, la Italia Fascista se convirtió en uno de los pocos países que apenas aplicó esta medida, pues sólamente se ejecutó a 26 personas, entre ellos el comunista Antonio Gramsci, Giovanni Amendola o Piero Gobetti.
Fuerzas de Seguridad

Camisas Negras al grito de “Roma o Muerte”.
Numerosas fuerzas de seguridad se constituyeron para mantener el orden en la Italia Fascista. Las más comunes fueron la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional (MVSN) y las escuadras de Camisas Negras.
Una nueva policía fue también creada en la llamada Organización de Vigilancia y Represión Antifascista (OVRA) bajo el mando del comisario Arturo Bocchini. Su misión era la de infiltrar espías y confidentes en los círculos políticos enemigos.
Pero sin duda el mayor éxito de seguridad del fascismo italiano, fue la destrucción por primera vez en la Historia de Italia de la Mafia y la Camorra en Nápoles. Este logro pudo hacerse realidad en parte gracias a una política de persecución y acoso continuo en Sicilia, castigando severamente cualquier colaboración y humillando públicamente a todos los mafiosos capturados. El autor de este triunfo histórico fue el del prefecto Cesare Primo Mori. Con el fascismo toda la Mafia fue exterminada en Sicilia y Nápoles, siendo sus líderes abatidos a tiros, encarcelados o exiliados a Estados Unidos.
Corporaciones
Una de las obsesiones del Partido Nacional Fascista era la reorganización del mundo laboral. El Pacto del Palazzo Vidoni entre la Confederación Fascista y la Cofindustria con los sindicalistas y los empresarios culminó en la creación de un sistema de sindicato único a nivel nacional. Bajo esta política social el Partido Nacional Fascista incorporó a todos los sectores en corporaciones con el fin de tener un mejor control laboral entre capitalistas y trabajadores, además de una producción rentable, es decir, agrupó en secciones a empresarios y obreros supervisados por el Estado a través del Consejo Nacional de las Corporaciones. Para conciliar tanto a empleados como a empresarios en los momentos en que estuvieran enfrentados se creó una Magistratura del Trabajo, además se redactó una Carta del Trabajoque promulgaba la presencia sindical, la solidaridad con el obrero, la intervención del Estado en conflictos laborales graves y otras muchas ventajas más.
Prácticamente Italia se convirtió en un Estado corporativista. El objetivo de las corporaciones era organizar la economía y las relaciones entre las diferentes clases para hacer una sociedad más igualitaria superando los confictos entre trabajadores y empresarios para conciliarlos en nombre de los intereses de la nación. Las corporaciones se establecían en órganos centrales de enlace entre las asociaciones de obreros y empresarios. Para tener un mejor control se inauguró el Ministerio de las Corporaciones dirigido por el propio Benito Mussolini, cuya función meramente consultiva se movía básicamente dentro ámbito arancelario y fronterizo.
Toda la estructura estatal en 1934 fue aglutinada en 22 Corporaciones para la organización sindical en todos los ámbitos laborales de Italia. El objetivo era la reunión en cada sector profesional de obreros y empresarios en representación de los derechos de cada uno. Se constituyeron 22 corporaciones según los procesos productivos agrícolas, industriales y comerciales, además de actividades productivas y de servicios.
Uno de los más destacados resultados del corporativismo fue la fundación en 1939 de la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones ubicada en el Palacio Montecitorio de Roma. Consistía en una cámara de diputados presidida por 600 consejeros nacionales procedentes del Partido Nacional Fascista y del Consejo Nacional de las Corporaciones, el cual tenía función de órgano consultivo respecto al poder legislativo en temas de gobernación y economía.
22 Corporaciones:
-Proceso Productivo Agrícola: Cereales / Horticultura / Floricultura y Fruticultura / Viticultura y Vinicultura / Aceite / Ganadería y Pesca / Madera / Téxtiles / Azúcar y Remolacha.
-Proceso Productivo Industrial y Comercial: Metalúrgia y Mecánica / Agua / Gas y Electricidad / Construcción / Industrias Químicas / Papel y Edición / Confección / Vidrio y Cerámica / Industrias Extractivas.
-Proceso Productivo de Actividades Productivas y de Servicios: Profesiones / Arte / Mar y Aire / Comunicaciones Internas / Espectáculo / Hostelería.
Economía
Generalmente la política económica italiana fue un éxito a nivel nacional, aunque no tanto en las colonias. Sus características fundamentalmente se basaron en el proteccionismo, la lucha contra la crisis del trigo y en la construcción de obras públicas.
Proteccionismo:
El fascismo italiano siguió una política proteccionista en el ámbito de las relaciones exteriores y comerciales. La lira se revaluó positivamente, aunque las dificultades exteriores tuvieron que acabar en un préstamo industrial importante desde los Estados Unidos. En el caso de la moneda italiana el cambio se fijó en 90 liras con la libra esterlina de Gran Bretaña, cosa que perjudicó al valor monetario italiano durante un tiempo.
Para bajar la deflacción se instauró la Cuota 90, medida que acabó en un fracaso para algunas grandes empresas porque se arruinaron, aunque por la contra mejoró la situación de muchas pequeñas y medianas empresas que pudieron mantener una gran cuenta de ahorro.
Agricultura y la “Batalla del Trigo”:
Al principio de la Era Fascista la política agraria aparentaba pocas garantías de éxito frente a los problemas de los campesinos sin tierra y a la falta de libertad de movimiento agrario.

“La Batalla del Trigo” en la Italia de los años 20. En la fotografía Mussolini con el torso desnudo recogiendo trigo para ayudar a los campesinos.
Una de las primeras medidas se tomaron en el ámbito del trigo, pues entre las pretensiones de Mussolini estaba la de alcanzar la autosuficiencia de este sector que durante años había sido un lastre en la economía agraria italiana. Aquella política fue conocida como “la Batalla del Trigo”. Para ello se introdujeron aranceles con la finalidad de desincentivar la importación del trigo, se modernizó la mecanización productiva, se utilizó por vez primera un abonado químico y se realizó una profunda experimentación con cultivos. El propio Mussolini llegó a participar en la recogida del trigo a torso desnudo y con la hoz en la mano trabajando en las labores de los campos, imagen propagandística que le hizo ganarse la simpatía de los jornaleros.
Operaciones de saneamiento integral fueron otros de los planes agrarios de Mussolini con la desecación de lagunas y zonas pantanosas, aunque también se realizaron políticas sociales de ayuda para el cultivo de terrenos en manos de la pequeña propiedad campesina. Los resultados de la mejora integral no se produjeron hasta 1928 cuando la Obra Nacional de Combatientes se movilizó para realizar pactos agrarios de copropiedad de la tierra.
Crisis de 1929:
Con el derrumbe de la Bosla de Nueva York y la caída de Wall Street en 1929, prácticamente la economía mundial quedó arruinada. La crisis afectó notablemente a la Italia Fascista y a su clase trabajadora, aunque recayó mucho más sobre Estados Unidos y Europa Central.
Rápidamente el Partido Nacional Fascista intervino a raíz de los sucesos en Nueva York implantando una política de salvación de industrias, arruinandas en aquel instante por todo el planeta. Se creó para ello el Instituto Mobiliario Italiano (IMI) para evitar que los seguros sociales no se perdiesen. Poco después se fundó el Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI) bajo el mando de Alberto Beneduce que destacó por la liquidación de parte de las industrias vendiendo los títulos al 50% de su precio original.
A pesar de que la Crisis de 1929 había sido muy negativa y perjudicial a escala mundial, en Italia duró poco gracias a las políticas fascistas de autarquía y obras públicas que sanearon la economía.
Saneamiento:
Uno de los mayores logros del fascismo para el saneamiento de la economía consistió en hacer obras públicas para reducir el paro y así aumentar la riqueza personal de los ciudadanos que había descendido mucho tras la crisis económica mundial. En un principio se empezó por la limpieza de aguas y en la lucha contra el paludismo. Pero más tarde se llegaron a hacer importantes construcciones, infraestructuras, acueductos, caminos rurales y casas rustícas. La obra más llamativa fueron las carreteras de la Italia Septentrional que facilitaron mucho el transporte y las comunicaciones.
Se aprobó un texto llamado Ley contra el Urbanismo en el que se pretendía que un buen número de gente abandonara la ciudad para ir a trabajar al campo, sin embargo no tuvo mucho éxito, pues los movimientos migratorios del norte al sur del país no estaban muy bien vistos en la ideosincracia popular. A pesar de todo en otros lugares se fundaron nuevas poblaciones que sanearon tierras enteras afectadas por la crisis.
Sobre la colonia de Libia, el Gobernador Italo Balbo, intentó asentar colonos en esa región. Preveía poner en suelo libio unos 80.000 italianos, pero voluntariamente fueron sólo 1.700 familias.
Asistencia Social
Por primera vez en la Historia de Italia el Estado creó un sistema de seguridad social. Sus aparatos fueron el INFAIL, el INFPS y el ENPAS.
Instituto Nacional Fascista contra Accidentes en el Trabajo (IFAIL): Fue un sistema de ayuda contra prevenciones de riesgo laboral o atención médica profesional en caso de producirse accidentes en el trabajo.
Instituto Nacional Fascista de Seguridad Social (INFPS). Su función era actuar como Caja Nacional de Previsión para asegurar la invalidez y la vejez donando pensiones y aportando ayudas a la maternidad o a enfermedades como la tuberculosis. Otra de sus funciones era hacer un justo reparto entre las rentas familiares.
Ente Nacional de Previsión y Asistencia a los Funcionarios (ENPAS): Dedicado a la asistencia de enfermedades de los funcionarios del Estado.
Guerra y Marina
Durante 1922 y 1943 la Italia Fascista protagonizó una profunda militarización tanto dentro del Ejército y la Armada, como del propio pueblo y sus ciudadanos.
Se preparó meticulosamente a la nación italiana desde los niños hasta los más mayores a tener una educación militar y deportiva. El Estado preveía que cada ciudadano tuviese una cierta experiencia con las armas en cualquier tipo de medios y situaciones. Los Camisas Negras o la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional eran grandes organizaciones jerarquizadas militarmente donde se aprendían los valores de la patria y la defensa de esta por medio de las armas. Los niños de más corta edad en cambio estudiaban la doctrina militar en la Opera Nacional Balilla.

Militarización de la sociedad. Niños de la Ópera Nacional Balilla con fusiles.
El Ejército Italiano (Esército Italiano) desarrolló una importante renovación tecnológica con la ascensión del fascismo, que según su ideología futurista, se había de priorizar “el amor por la máquina y la velocidad”. Primeramente se sustituyeron las unidades de caballaría por los tanques, aunque más bien Italia se empeñó en la construcción de tanquetas, pequeños carros de combate poco blindados y muy veloces, siendo los más famosos el tanque M-13/40 o el Carro Veloce. A la infantería además del rifle se le introdució el subfusil y ametralladoras modernas móviles, variando el color de su uniforme a un camuflaje según la adecuación del terreno, a excepción las plumas negras de urogallo en el casco del soldado bersaglieri y alpini que se coservaron por tradición. La Marina Real Italiana (Regia Marina) vió florecer la aparición de una fuerza submarina, mientras que los buques de superfície modernizaron su efensa y armamento, entre estos nacieron los dos mejores acorazados de Europa, el Littorio y el Vittorio Veneto.
Una de las grandes mimadas del fascismo fue el caballo del aire, es decir de la Fuerza Aérea Real Italiana (Regia Aeronautica). La aviación revolucionó por completo la aeronáutica con los aparatos más veloces del mundo, no superados ni siquiera por Estados Unidos ni Alemania. La compañía Fiat fue pionera en ello con la construcción de los excelentes biplanos CR-42 Falco y el caza Macci Folgore, junto al poderoso bombardero trimotor Savoia SM-79.
Política Exterior
Si por algo se caracterizó el fascismo fue por llevar a cabo una política exterior agresiva e irredentista con el fin de construir un Imperio Italiano como el de los romanos. Sin embargo en sus primeros años, entre 1922 y 1934, tuvo grandes relaciones con todas las naciones europeas y del mundo, pero especialmente con Gran Bretaña y Francia. Incluso la Italia Fascista fue admirada por el independientista Mahatma Gandhi en la India. Con Estados Unidos las relaciones fueron excelentes gracias a la popularidad de Italo Balbo que llegó a hacer un vuelo pilotando un hidroavión de Roma a Chicago donde fue recibido por cientos de miles de personas en el Lago Michigan, incluso Balbo fue inquilino del Presidente Franklin Delano Roosevelt.
Nada más llegar Adolf Hitler al poder en Alemania, Mussolini vió con recelo al nuevo Führer como un peligro para Europa. En 1934 Alemania intentó anexionarse Austria, sin embargo Gran Bretaña, Francia e Italia firmaron el Pacto de Stressa para impedirlo, aunque realmente el mérito fue de la Italia Fascista por apostar sus tropas frente a la frontera austríaca para esperar el ataque alemán, algo que echó a Hitler atrás.
A partir de 1935 la popularidad de la Italia Fascista en los países democráticos empezó a decaer por la invasión a Etiopía en África. Aunque la ocupación se llevó con éxito y gracias a ello Mussolini conquistó Etiopía que anexionó al Imperio Italiano, la agresión le costó algunas sanciones económicas y numerosas críticas. Como venganza Italia decidió abandonar la Sociedad de Naciones.

Adolf Hitler y Benito Mussolini pasan en un coche saludando a la multitud tras forjar la alianza del Pacto de Acero entre Alemania e Italia durante el año 1939, justo meses antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando empezó la Guerra Civil Española en 1936, Mussolini viendo el peligro que podía suponer un vecino comunista si ganaba la II República, decidió apoyar a los sublevados del Bando Nacional de Francisco Franco enviando un ejército de tropas y aviones. El Cuerpo de Tropas Voluntarias (Corpo Truppe Volontarie o CTV) compuesto por 70.000 soldados italianos se desplegó en España. Gracias a la intervención italiana, Mussolini consiguió un importante aliado en el Mar Mediterráneo, aunque no obtuvo ninguna ganancia territorial como esperaba a costa de las Islas Baleares.
Uno de los primeros acercamientos al Tercer Reich se produjo en 1937 cuando Italia se adhirió con Alemania y Japón el Pacto Antikommitern contra el comunismo mundial. Pero todavía tenía que llegar el gran debut de Mussolini en política exterior durante el Pacto de Munich en 1938. Allí el Duce consiguió poner de acuerdo a Gran Bretaña, Francia y Alemania respecto a la anexión germana de los Sudetes en Checoslovaquia sin haber derramiento de sangre. Al regresar a Italia el Duce fue tratado como un héroe por el pueblo.
Cuando en 1939 se firmó la alianza entre Italia y Alemania en el llamado Pacto de Acero, a Inglaterra le quedó claro que tendría que enfrentarse a esas dos naciones en el futuro. Para Abril de 1939 Italia se anexinó Albania, siendo aquella campaña el último éxito diplomático italiano antes de la Segunda Guerra Mundial.
Religión y Tratado de Letrán
Muy crítico y reaccionario había sido siempre el fascismo contra la Iglesia Católica. De hecho la ideología fascista tenía ciertos toques extremadamente laicistas.
Asombrosamente Mussolini el 11 de Febrero de 1929 consiguió firmar el Tratado de Letrán con el cardenal Pietro Gasparri y el Papa Pío XI, que abriá de nuevo la amistad de Italia después de casi un siglo de confrontación con la Iglesia desde la Unificación Italiana. Letrán reconoció al Vaticano como un país independiente, mientras que este reconoció a Italia como un país fascista.
A pesar de la laicedad anterior del fascismo italiano, se impuso la religión católica como obligatoria en las escuelas como parte del acuerdo. Entre otras de las concesiones a la Iglesia hubo la excepción del servicio militar para los sacerdotes italianos, la legalización de la asociación Acción Católica, la salvación de la Banca de Roma, la creación de la Universidad Católica de Milán y una indemnización por todos los daños sufridos durante décadas de 750 millones de liras.

Homenaje a Benito Mussolini en la época dorada de la Italia Fascista.  
Bibliografía:
Francesca Tacchi, Atlas Ilustrado del Fascismo. “El Estado Autoritario / Corporativismo y cultura”, Susaeta, (2003), p.64-78/80-88
David Solar, La II Guerra Mundial como nunca se la habían contado, Volumen 4. “Didáctica Fascista”, Revista La Aventura de la Historia (2009), p.10-11
José Díez Zubieta, La II Guerra Mundial como nunca se la habían contado Volumen 4. “Relación Amor-Odio”, la Aventura de la Historia (2009) p.24-29
Xavier Valls Torner, El culto al Duce, Revista Historia y Vida Nº528 (2012), p.72-79
Jacques Pirenne, Historia Universal. “Italia provoca el hundimiento de la Sociedad de Naciones”, Exito (1961) p.104-108

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